En las décadas de los 70 y 80, cuando el Consorcio Petroecuador-Texaco Petroleum Company (TexPet) operó en la Amazonía ecuatoriana, el uso de piscinas de tierra sin recubrimiento era una práctica común en la industria petrolera alrededor del mundo, inclusive en los Estados Unidos, Ecuador y muchos otros países. Las piscinas, inclusive la ubicada en el sitio del pozo Aguarico 04 (AG-04), fueron diseñadas para minimizar los posibles impactos de las operaciones petroleras en los terrenos circundantes, riachuelos y ríos, así como en las fuentes subyacentes de agua subterránea.
En 1974, TexPet perforó y completó el pozo AG-04 en nombre del Consorcio y éste produjo petróleo hasta que fuera temporalmente abandonado en 1986. Una auditoría realizada a nombre de Petroecuador y TexPet en 1993 clasificó al pozo AG-04 como “pozo productor” (Anexo 1 – HBT-Agra).
Luego de una serie de reacondicionamientos, en 2003 AG-04 fue convertido en un pozo de reinyección de aguas de producción y continúa operando como tal hasta la fecha.
En 1990, el socio mayoritario del Consorcio, la compañía estatal Petroecuador, reemplazó a TexPet como operador exclusivo de los campos petroleros que manejaba el Consorcio, incluyendo las operaciones en AG-04. Una auditoría conducida por la firma internacional Fugro McClelland, en 1992 identificó una piscina de reserva o piscina de desechos ubicada al noreste de la plataforma del pozo AG-04 y una estrecha franja de suelo contaminado que nacía en el cabezal del pozo hacia el borde nordestal de la plataforma de AG-04 (Anexo 2 - Fugro McClelland).
Un año más tarde, otra auditoría que esta vez fue realizada por HBT-Agra, a nombre de Petroecuador y TexPet, clasificó a AG-04 como pozo productivo. (Anexo 3–HTB-Agra).
Estas auditorías constituyen la base técnica para las negociaciones entre los antiguos socios del Consorcio para establecer un programa de remediación a ser completado por TexPet, antes de su salida del país.