En las décadas de los 70 y 80, cuando el Consorcio Petroecuador-Texaco Petroleum Company (TexPet) operó en la Amazonía ecuatoriana, el uso de piscinas de tierra sin recubrimiento era una práctica común en la industria petrolera alrededor del mundo, inclusive en los Estados Unidos, Ecuador y muchos otros países. Las piscinas, inclusive la ubicada en el sitio del pozo Aguarico 04 (AG-04), fueron diseñadas para minimizar los posibles impactos de las operaciones petroleras en los terrenos circundantes, riachuelos y ríos, así como en las fuentes subyacentes de agua subterránea.
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