EFE 17/09/2013
La empresa estadounidense Chevron interpretó hoy como interferencia en el caso contra Texaco la visita del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a una piscina con desechos tóxicos en la Amazonía, contaminación que el mandatario atribuyó a la petrolera.
Según un comunicado difundido este martes por Chevron, el mandatario distorsionó un relato para intentar demostrar la supuesta culpabilidad de la petrolera en el proceso ambiental que se ventila en las cortes de Ecuador.
La Corte de Justicia de la provincia amazónica de Sucumbíos (noreste) condenó en 2011 a Chevron al pago de más de 19.000 millones de dólares por la contaminación dejada en la región, aunque la petrolera alega un supuesto fraude en su contra por parte de los abogados que patrocinan a los colonos e indígenas demandantes.
Correa, quien visitó este martes el antiguo pozo de Texaco Aguarico 4, en Sucumbíos, denunció que esa petrolera, luego adquirida por Chevron, dejó más de 1.000 piscinas de desechos petroleros regadas por los campos que operó en la Amazonía.
"Esta es la mano sucia de Chevron", señaló el mandatario tras meter la mano en una de esas piscinas con el fin, dijo, de mostrar la "verdad" sobre las prácticas por las que Chevron, como nueva dueña de Texaco, que operó en este país de 1962 a 1999, fue condenada en Ecuador a pagar la multimillonaria indemnización.
El presidente Correa "ha decidido interferir una vez más en el caso Chevron, a pesar del recurso de casación interpuesto por la empresa ante la Corte Nacional de Justicia", señaló la petrolera en su escrito, extremo que niega el mandatario.
Además, sostiene que Correa dio a los periodistas que llevó a la zona de Aguarico 4 (AG-4), "un relato distorsionado e incorrecto" sobre la historia del sitio y de quién sería el responsable de la contaminación.
La petrolera insistió en que remedió todos los sitios donde operó en la Amazonía ecuatoriana y que ello fue avalado en 1995 por el Gobierno de entonces.
Texaco operó en Ecuador entre 1962 y 1990 y en 1998, según la compañía, fue liberada completamente de toda responsabilidad futura por el Gobierno de la época.
Para Chevron, toda contaminación imputada a ella es de responsabilidad de la estatal Petroecuador, que quedó a cargo de la concesión tras su salida del país.
Además, Chevron asegura que el pozo AG-4 fue operada como reservorio de reinyección de Petroecuador, posterior a su salida.
"Hoy, como parte de su show mediático, llevan a periodistas, celebridades y políticos, presentándolo -falsamente- como un sitio que Texaco nunca remedió", remarcó la petrolera estadounidense.
Los demandantes, por contra, acusan a Chevron de haber vertido en sus zonas de operación millones de litros de líquidos tóxicos, que aseguran que afectaron severamente a la naturaleza y a las personas que habitan en esa región.
Notas relacionadas