Forbes 12/04/2013
Hoy día Chevron hizo públicas dos declaraciones juradas de los consultores ambientales, quienes afirman que el abogado Steven Donziger les ordenó ocultar toda evidencia de que ellos habían redactado el informe sobre el cual se basó la corte ecuatoriana para emitir la sentencia por 19 mil millones de dólares en contra de la gigante petrolera. Según estos consultores, el informe estaba plagado de conjeturas erróneas y estimativos de costos de remediación muy inflados.
En una declaración de 28 páginas presentada por Douglas Beltman el 22 de marzo de este año, el Vicepresidente ejecutivo de Stratus Consulting sostiene que su empresa redactó el informe ambiental que fuera presentado a la corte en el Ecuador, a nombre de Richard Stalin Cabrera Vega, un perito supuestamente independiente. Beltman afirma que, siguiendo las órdenes de Donziger, mantuvo esta información en secreto y que la verdadera identidad del autor del informe fue ocultada a otros abogados involucrados en el caso, así como a Karen Hinton, una ex vocera de los demandantes ecuatorianos que demandan a Chevron por la contaminación asociada a décadas de perforaciones petroleras en la región amazónica.
Lo que hace aún más grave al engaño, afirma Beltman, es que su consultora luego redactó los “comentarios” al informe que ellos mismos habían escrito, dando a entender que Cabrera habría omitido evidencia de contaminación, lo que habría incrementado la cifra por daños en contra de Chevron a 27 mil millones de dólares. Texaco realizó perforaciones petroleras en el Ecuador a fines de la década de los 60 en donde trabajó en un consorcio con la compañía estatal Petroecuador, hasta que fuera expulsada del país en 1992. Chevron heredó todo el problema luego de comprar Texaco en 2001.
“Nunca antes o después me he visto involucrado en una situación semejante; participé en la redacción del informe y luego de que éste fuera adoptado por el perito de la corte, hice los comentarios respectivos”, afirma Beltman en una declaración jurada en la incluye imputaciones específicas sobre conductas engañosas dirigidas por Donziger.
Donziger remitió nuestra llamada telefónica al abogado Craig Smyser en Houston, quien representa a los indígenas ecuatorianos en sus disputas en las cortes estadounidenses. Smyser afirmó que el testimonio de Beltman, presentado bajo pena de perjurio, directamente contradice lo que le dijo bajo juramento en su declaración en el 2011.
“Tomé la declaración de Doug Beltman en Denver y repetidamente testificó que Texaco había utilizado prácticas deficientes de perforación en el Ecuador”, dijo Smyser. Acusó a Chevron de aplicar presión financiera sobre Stratus, firma que realiza trabajos de consultoría ambiental para compañías petroleras y agencias de gobierno, con la difusión de denuncias sobre irregularidades entre sus clientes.
“Chevron obtiene testimonios de dos maneras: o pagan por ellos, o intimidan a la gente hasta que cede”, dijo Smyser.
La declaración de Beltman se presenta cuidadosamente estructurada a fin de causar el máximo daño posible a Donziger, un antiguo periodista que inició la demanda en 1993 luego de graduarse de la escuela de leyes deHarvard. Chevron entabló una demanda por asociación ilícita y extorsión en contra de Donziger y Stratus, acusándolos de fabricar evidencias en el caso ecuatoriano, como parte de un plan de estafa por miles de millones de dólares. Los ejecutivos de Stratus presentaron sus declaraciones como parte de un acuerdo que cesaría la demanda en su contra.
En su declaración Beltman describe un proceso orquestado por Donziger y financiado por Joseph Klein, un abogado de Filadelfia que representó a los demandantes, quien puso varios millones de dólares en el caso para luego abandonarlo indignado en 2010, afirmando que la mala conducta de Donziger hacía que sea “muy poco probable que alguna corte en los Estados Unidos, o en cualquier parte del mundo, ejecute cualquier sentencia” que él pueda obtener.
Kohn es apenas el primero en la lista de los financiadores del caso que se han visto defraudados por las osadas aventuras de Donziger en la búsqueda del tesoro en la selva tropical ecuatoriana. También ha tentado a estudios jurídicos como Motley Rice y Patton Boggs de Washington para unirse al caso, aunque hasta ahora Chevron se ha negado a negociar un acuerdo que podría recompensar a todos los participantes con una porción significativa de cualquier suma que logren obtener.
Una segunda declaración hecha por Ann Maest, directora científica de Stratus, apoya las acusaciones de Beltman, quien afirma que Donziger orquestó el proceso de construcción del estimativo de daños. Maest afirma que no existió evidencia de migración de productos petroquímicos desde las piscinas de desechos en los sitios de perforación abandonados, socavando así los reclamos de Donziger, quien afirma que los habitantes de la zona han sido envenenados por los químicos presentes en el agua potable.
En su declaración Beltman dice que estas acusaciones fueron parte de un entramado completo, junto con aquellas de los demandantes en el sentido de que los niveles de cáncer eran treinta (30) veces superiores a lo normal y que se habría dado un brote de leucemia infantil. Todas estas imputaciones fueron utilizadas para reforzar el cálculo de 19 mil millones de dólares por daños.
“Stratus no tiene conocimiento de ninguna evidencia científica que muestre que la gente en la antigua área de concesión esté tomando agua contaminada por petróleo”, afirmó. “Por el contrario, ninguna de las muestras de agua de consumo que yo haya visto excede los estándares para agua potable” establecidos por la Organización Mundial de Salud o por la EPA en los Estados Unidos.
Beltman dice que Donziger mintió sobre los niveles de contaminación ante un comité del Congreso y que le ordenó ocultar evidencia de la participación de su firma en la redacción del informe Cabrera de potenciales patrocinadores, incluyendo a Patton Boggs. Luego de que la firma fuera informada de una investigación ordenada por la corte sobre un probable fraude, dice que Stratus presentó todos los documentos relevantes a sus abogados, pero que fue presionado por Donziger y Patton Boggs para demorar la entrega de evidencia solicitada por Chevron “por varios meses”. Los abogados de Stratus consideraron que estas demoras eran poco éticas, afirma.
Beltman también esclarece de alguna manera el misterio que siempre ha rodeado al caso: ¿Por qué Donziger no enjuicia a Petroecuador, el socio mayoritario en el consorcio que además se hizo cargo de todas las operaciones en 1992?
El ejecutivo de Stratus sostiene que Donziger de manera específica le ordenó que no calculara cuánta contaminación en la Amazonía se encontraba en los sitios de perforación de Petroecuador, o qué porcentaje de ésta habría sido causada a partir de 1992. Petroecuador aún continuaba seriamente contaminando la zona en 2007, dice Beltman. Donziger también se rehusó a incorporar los costos de los esfuerzos de remediación de Petroecuador y ordenó a Stratus bajar los niveles de la presencia de productos derivados del petróleo en suelo para una supuesta limpieza a 100 partes por millón, a pesar de que Petroecuador únicamente estaba realizando los trabajos bajo el parámetro de 2 mil partes por millón. Este cambio por si solo elevó el estimativo por daños de 1.700 a 2.700 millones, afirmó Beltman.
Smyser dijo que la presentación de las declaraciones hecha por Chevron a los periodistas antes de que hubiese tenido la oportunidad de darles siquiera una mirada, concuerda plenamente con la política de relaciones públicas de la compañía, que incluye hacer publicaciones agresivas en contra de Donziger, en parte debido a que los ejecutivos de Chevron están avergonzados por haber permitido la fusión con Texaco a pesar del litigio en el Ecuador.
Beltman también se lamentó por haberse visto involucrado en una campaña de relaciones públicas.
“Soy un científico. He aprendido de esta experiencia que debó limitarme a hacer ciencia y dejar a otros las relaciones públicas”, dijo. “Lamento haber permitido a Donziger presionarme para hacer esas declaraciones públicas”.
Esta es una traducción no oficial del artículo original. Para leer el original en inglés haga clic aquí.
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