Litigation Daily 27/04/2015
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La Sociedad de Leyes Ambientales de Harvard, entre otros grupos de derechos humanos y del medioambiente, serán los anfitriones de una charla el viernes impartida por Steven Donziger sobre el futuro de la responsabilidad corporativa transnacional. El evento presenta a Donziger, enemigo desde hace mucho tiempo de Chevron Corporation en Ecuador y Nueva York, como la víctima de una campaña de represalias por parte del gigante petrolero.
Invito a los organizadores a leer el escrito amicus curiae presentado por juristas de derechos humanos y en lucha contra la corrupción, apoyando parcialmente el próximo argumento de Chevron que se presentará el lunes ante la Corte de Apelaciones de los EE.UU. del Segundo Circuito. El firmante más notable es Thomas Buergenthal, expresidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que sobrevivió a una infancia en Auschwitz, y que es pionero de la jurisprudencia internacional sobre la responsabilidad del estado por violaciones de los derechos humanos en Honduras. Buergenthal también trabajó en la Comisión de la Verdad de El Salvador, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y pasó una década en la Corte Internacional de Justicia. Quizás lo más relevante aquí es que Buergenthal es el autor de “International Human Rights in a Nutshell”
Aquí en resumen, se presentan las lecciones de derechos humanos reales de Chevron en Ecuador, extraídas del escrito de los juristas: "Los defensores de los derechos humanos no promueven los derechos humanos violándolos". Los derechos humanos "no pueden promoverse a través de medios corruptos". Y "los medios corruptos son aptos para subvertir incluso los fines nobles". El resumen del resumen es que el fin no justifica los medios. En realidad no queda mucho por decir, excepto citar los convenios pertinentes para promover los derechos humanos y combatir la corrupción.
El lunes, el Segundo Circuito escuchará la impugnación de Donziger a una resolución de marzo de 2014 por parte del juez de distrito de los EE.UU., Lewis Kaplan, quien luego del juicio descubrió que Donziger y su abogado asociado cometieron fraude extensivo en una corte ecuatoriana. Entre otras cosas, Kaplan reveló que el equipo de los demandantes utilizó sobornos para redactar clandestinamente el informe de un perito del tribunal, varias órdenes judiciales y el fallo multimillonario del tribunal que dictaminaba que Chevron era responsable de la contaminación por petróleo en la Amazonía ecuatoriana. (Deepak Gupta de Gupta Beck defenderá a Donziger. Theodore Olson de Gibson, Dunn & Crutcher defenderá a Chevron).
Los juristas de derechos humanos no ven a Donziger como una figura que el movimiento por la responsabilidad corporativa deba apoyar. "Los defensores de los derechos humanos, incluyendo (quizás especialmente) a los simpatizantes de los reclamos de los demandantes ecuatorianos, no deben tolerar la mala conducta que descubrió el Tribunal de Distrito", argumentaron. "Cuando se corroe la integridad del poder judicial, los legítimos defensores de los derechos humanos pierden un foro crítico para la resolución de esas reclamaciones... En ese sentido, la mala conducta que los apelantes piden a esta corte ignorar, no puede justificarse por la causa de los derechos humanos porque no hace avanzar, sino que traiciona, esa causa".
Sin embargo, alineándose junto a Donziger como amigos de los derechos humanos, están 18 ONGs como Amnistía Internacional, Friends of the Earth, y — más interesante aún — Amazon Watch. Earthrights International (que presentó su propio escrito por separado) señala inequívocamente que el escrito de las 18 ONGs fue presentado por Amazon Watch, y se refiere a él como el Escrito AW en su lista de escritos amicus y en su nombre de archivo pdf.
Esto es interesante porque Amazon Watch está catalogada como co-conspirador no-partidario en el caso RICO de Chevron contra Donziger. (Amazon Watch niega la acusación). El contador forense de Chevron de KPMG testificó en el juicio que Amazon Watch recibió en pagos por lo menos $216.000 del financista principal inicial de Donziger, Kohn, Swift & Graf. Supuestamente, AW también recibió $100.000 de la ONG Rainforest Action Network (otro firmante del escrito amicus), que a su vez recibió $200.000 del más reciente financista principal de Donziger, Russell DeLeon. El testigo de KPMG testificó que AW estaba involucrada desde el comienzo del litigio de Lago Agrio en 2002: preparando estrategias, coordinando con otras ONG, abogando con funcionarios públicos —y especialmente proporcionando acciones de relaciones públicas, por ejemplo mediante el mantenimiento del sitio web "ChevronToxico". En pocas palabras, sería más preciso llamar a Amazon Watch un amigo de Donziger, en vez de un amigo de la corte.
El abogado de Donziger dijo a la corte de Nueva York que la fundadora y presidenta de Amazon Watch, Atossa Soltani, no estaba disponible para testificar porque "tenía que ir a Nueva Zelanda o Australia, a algún lugar lejano". Pero fue vista en algunas ocasiones en el juicio de la corte de distrito o en la sede del equipo de Donziger. En un incidente relacionado en mi ebook Crude Awakening, la ambientalista y activista de los derechos indígenas Judith Kimerling, confrontó a Soltani porque Amazon Watch exageraba la magnitud de la contaminación atribuible a Chevron, y culpando falsamente a Chevron por el colapso de la población indígena que ocurrió durante una época diferente. Kimerling recuerda que Soltani respondió: "Tenemos que ganar una guerra de relaciones públicas". A lo que Kimerling replicó: "Pueden ganar con la verdad. Desacreditan a las comunidades que pretenden defender cuando intentan ganar con base en una mentira". (Soltani no respondió a una solicitud para comentar sobre esto durante la presentación de mi ebook). Basta decir que Amazon Watch no tiene la autoridad moral de Thomas Buergenthal.
Es verdad que la mayoría de los 43 firmantes de una carta previa de ONG publicada por Amazon Watch abandonaron la coalición de apoyo, incluyendo a Sierra Club, Greenpeace y Avaaz. Asimismo, la contraparte de Amnistía Internacional, Human Rights Watch, merece un relativo reconocimiento por permanecer al margen. Pero estas ONGs desperdiciaron la oportunidad de mostrar afirmativamente su sabiduría al alinearse junto al juez Buergenthal.
El argumento legal hecho por las ONGs pro Donziger —que usar RICO para atacar a litigios de interés público viola la Primera Enmienda— es respetable. Pero su informe ignora cientos de páginas de hechos que son significativamente irrefutables, y que concuerdan con las conclusiones de todo observador objetivo del juicio. El fraude del litigio aquí fue real y atroz. Una vez que uno acepta esa realidad, entonces es absurdo sugerir que, bajo el estándar Chevron vs. Donziger, la NAACP probablemente hubiera detenido a un delincuente durante la época de los derechos civiles. Y es engañoso caracterizar los litigios de Chevron como represalia por una campaña de responsabilidad corporativa.
Vale la pena debatir la razón del uso de RICO para detener el fraude en litigios. Pero seamos claros, Chevron respondió al fraude de litigio, y el juez Kaplan no criminalizó todos los litigios de interés público. "Siempre y cuando se entable una demanda por medios lícitos y adecuados, no es extorsión", escribió Kaplan. [Para profundizar en este punto, vea The Global Lawyer: A Review of Paul Barrett's Law of the Jungle]
Las ONGs pro Donziger reconocen que el engaño deliberado en procesos judiciales puede ser penalizado mediante acusación de perjurio o de defensa a la aplicación. Sería una posición muy respetable para los grupos de derechos humanos argumentar una lectura parcial de RICO, mientras se aumenta la posibilidad de una acusación (o acción disciplinaria de la barra de abogados) y más fundamentalmente, oponerse a la ejecución de la sentencia fraudulenta.
La posición adoptada por las ONGs pro Donziger tendría sentido sólo si ignoraran las 500 páginas de un razonamiento cuidadoso del juez Kaplan. Donziger y sus aliados, incluyendo prominentemente a Amazon Watch, han participado en una campaña de desprestigio concertada contra Kaplan y contra cualquier otro jurista o periodista que reconozca la realidad de su fraude. Provocado por lo que él eventualmente consideró ser obstrucción de justicia y manipulación de testigos, Kaplan fue en algunas ocasiones indiscreto. Pero la acusación de parcialidad es tan infundada que —pese a que el Segundo Circuito los invitó a renovar sus argumentos parciales en la apelación final— los apelantes ni siquiera se tomaron la molestia de hacerlo en sus escritos principales.
La legitimidad del litigio es realzada por una apelación completa. No hay malas decisiones en el Segundo Circuito, pero el panel de apelación anunció el jueves —Amalya Kearse, Barrington Parker Jr. y Richard Wesley— que tiene buenos fundamentos para realizar una declaración de legitimidad. Wesley participó en la decisión de Naranjo que revirtió la orden preliminar previa de Kaplan para Chevron (y personalmente planteó cuestionamientos acerca de la jurisdicción sobre los demandantes ecuatorianos en el argumento oral de Naranjo). Parker (como Kaplan) es respetado y fue designado por Clinton; y estuvo en el panel de audiencia de apelación por parcialidad de la parte demandante. Aún más importante, el juez que presidió, Amalya Kearse, participó en el caso fundacional del movimiento de agravios contra extranjeros: Filártiga vs. Peña-Irala, que reconoció la responsabilidad de las cortes estadounidenses para hacer respetar derechos humanos internacionales, y fue una piedra angular de la responsabilidad corporativa.
El juez Buergenthal y los juristas de derechos humanos enseñan que no sería irónico que una madre fundadora de agravios contra extranjeros afirmará al juez Kaplan en Chevron vs. Donziger. Por el contrario, sería apropiado y justo.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron, el artículo original en inglés puede ser visto aquí
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