Juicio Crudo 08/11/2013
Día desastroso para los demandantes en el juicio de Chevron
Por Roger Parloff, Editor Senior (Asuntos Legales) 6 de noviembre del 2013
FORTUNE.- En un trascendental testimonio realizado el martes en la corte federal de Manhattan, el ex juez ecuatoriano que sentenció a Chevron a pagar $19 mil millones de dólares, parece no estar muy familiarizado con el contenido de la opinión de la cual dice ser autor. Fue incapaz de recordar datos claves y argumentaciones, así como de mencionar citas y términos usados en el documento.
La notable mala actuación del juez Nicolás Zambrano Lozada, reforzó el argumento de Chevron de que la sentencia de $19 mil millones referente a que el fallo en el caso medioambiental iniciado en Lago Agrio, Ecuador, en el 2003, no fue redactado por Zambrano, sino por los mismos abogados demandantes, quienes, según Chevron, lo hicieron acordando pagar 500 mil dólares a Zambrano de cualquier eventual ganancia. Zambrano sostiene que escribió la sentencia sin ninguna ayuda.
El testimonio de Zambrano ocurrió en un caso civil que Chevron (CVX) inició en Manhattan, en febrero de 2011 contra el abogado estadounidense Steven Donziger y otros líderes del litigio ecuatoriano. En ese caso, amparado por la ley contra la asociación ilícita para delinquir, conocida como la ley RICO (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), Chevron acusa a los demandantes de Lago Agrio de haber ganado el caso por medio de sobornos, extorsión, fraude, manipulación de testigos, obstrucción de justicia y lavado de dinero. En el caso de Lago Agrio se buscaron indemnizaciones por la presunta contaminación dejada por Texaco después de que extrajera petróleo de la Amazonia ecuatoriana desde 1964 hasta 1990. Texaco fue adquirida por Chevron en el 2001.
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Los abogados de Donziger y los otros acusados en el caso RICO de Chevron tendrán la oportunidad de intentar rehabilitar a Zambrano hoy. Chris Gowen, portavoz de Donzinger, emitió una declaración el martes por la noche en la cual atacó la imparcialidad del juez distrital de los Estados Unidos, Lewis Kaplan, y alegó que el abogado líder de Chevron, Randy Mastro, de Gibson, Dunn& Crutcher "en repetidas ocasiones realizó impugnaciones inadecuadas sobre el testigo aprovechando una mala traducción y semántica, sin dar nunca oportunidad a que el testigo explicara su testimonio, un componente básico de una impugnación adecuada’”.
Al inicio del interrogatorio, Mastro lanzó a Zambrano una prueba sorpresa sobre la sentencia que afirma haber escrito, una táctica audaz, que parece haber sido eficaz. Mastro se dirigió a Zambrano, pidiéndole que nombrara lo que el autor de la sentencia había denominado "el agente cancerígeno más importante para considerar esta decisión".
"No lo recuerdo exactamente," afirmó Zambrano. "Pero si me da algunos nombres, tal vez lo recuerde".
Entonces Mastro preguntó a Zambrano lo que el autor de la sentencia había caracterizado como "datos estadísticos sumamente importantes para la decisión de la sentencia".
Zambrano se arriesgó a responder, pero estaba equivocado.
"¿Con qué teoría de causalidad dice el autor de la sentencia que concuerda?" Mastro preguntó a continuación.
"No recuerdo", dijo Zambrano.
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Mastro pudo haber estado envalentonado para someter a Zambrano a esta prueba, por el hecho de que, según declaró después, Zambrano ha sido incapaz de identificar exactamente lo que significan las iniciales "TPH" en la sentencia, durante sus declaraciones del viernes y sábado. "Se refiere a los hidrocarburos", había respondido Zambrano, "pero no recuerdo exactamente". Como parecía, casi todos en la sala del tribunal, excepto Zambrano, sabían que las iniciales se refieren a "hidrocarburos totales de petróleo", la principal unidad de medida de la contaminación a la que se refiere la sentencia de 188 páginas, digitada en espacio sencillo.
Lo peor aún estaba por venir. Después de establecer que Zambrano afirmó que había hecho su propia investigación, Mastro preguntó el ex-juez, quien reconoció que no habla inglés ni francés, cómo llegó a citar como precedentes en inglés y francés, sentencias de cortes estadounidenses, inglesas, australianas y francesas. Zambrano afirmó que la mujer de 18 años que digitó sus dictados en la computadora oficial proporcionada por la corte, buscó información en internet, y con el uso de herramientas de traducción en línea, tradujo el material al español. Zambrano también afirmó que toda la investigación que recopiló de esa manera, así como las anotaciones personales hechas en Lago Agrio, fueron destruidas, por lo tanto no hay corroboración documentada que pruebe que él es el autor de la referida sentencia.
Zambrano, hombre robusto y de cabeza rapada, parecía no estar acostumbrado al poderoso aire acondicionado estadounidense de la corte federal. Usó su abrigo durante todo el testimonio e incluso usó una bufanda en la sesión de la tarde. Después de que el juez Kaplan le advirtiera que no podría dar respuestas discursivas a preguntas de sí o no, Zambrano obedeció la instrucción religiosamente, aunque sus respuestas fueron dadas después de largas pausas o después de pedir que éstas fueran repetidas. Frecuentemente, Mastro demostró que estas respuestas eran aparentemente incompatibles con aquellas del testimonio que presentó hace menos de una semana.
Zambrano parecía no estar preparado y confundido ante la mayoría de las preguntas más predecibles que se le plantearon. Semanas después de que Zambrano sentenciara el pago de $19 mil millones de dólares el 14 de febrero del 2011, Chevron comenzó a hacer públicas las supuestas "irregularidades" contenidas en la sentencia, de las cuales, la más problemática fue el aparente plagio de largos trechos de ciertos memorandos internos que se sabía eran de autoría de los abogados defensores de Lago Agrio, pero que nunca fueron incluidos como parte del registro oficial, que sería la única manera en la cual Zambrano habría podido tener acceso a ellos. (Al menos uno de esos memorandos internos salió a la luz cuando el juez Kaplan permitió que Chevron copiara los discos duros de las computadoras de Donziger en Nueva York a inicios de 2011).
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De manera similar, hace más de dos años, Chevron comenzó a citar como evidencia la presunta implicación clandestina y de corrupción de la parte demandante en la redacción de la sentencia, con la incorporación de datos que contienen errores y otras anomalías que coinciden perfectamente con las características de los datos contenidos en la base de datos interna del equipo de los demandantes, pero que no fueron incluidos en los datos del registro oficial del caso.
Aun así, en el testimonio del martes, Zambrano parecía totalmente desprevenido para explicar cualquiera de los fenómenos mencionados. Con respecto a uno de los trechos presuntamente plagiados, por ejemplo, no solo no pudo explicar cómo llegó a ser parte de su sentencia, sino que tampoco supo explicar la diferencia de una palabra en inglés "workover", término que se refiere a un procedimiento de extracción de petróleo, cuyo significado afirmó no conocer.
En ocasiones, Zambrano pareció haber hundido más de lo que ya estaban a los acusados del caso RICO. En una declaración enviada el pasado mes de marzo, Zambrano pareció sugerir una explicación concebible pero improbable para las irregularidades, alegando que algunas personas dejaron anónimamente documentos bajo la puerta de su oficina cuando él estaba redactando la sentencia, sugiriendo que él podría haber incluido algunos de esos documentos en la sentencia sin verificar antes si habían sido incluidos en el registro oficial.
Pero tanto en su declaración del fin de semana pasado, como en su testimonio del martes, pareció anular la posibilidad de que la historia de los documentos bajo su puerta pudiera explicar las anomalías. En su testimonio, él declaró que cuando algo era dejado bajo la puerta de su oficina, él lo "comparaba" con los materiales que ya tenía en su registros, y en los casos en que ese documento era "diferente, lo descartaba, pues era inútil para mí".
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De manera similar, el martes, Zambrano pareció excluir la posibilidad de que las bases de datos internas de los demandantes hayan sido entregadas a él de esa manera, ya que él testificó que no había recibido ningún disco duro ni planillas de Excel fuera de su oficina. De hecho, reconoció que no conocía lo que era un programa Excel, ni parecía tener idea de cómo se realizaron los innumerables cálculos de la sentencia, ya que, según Mastro, los cálculos dependen del uso de hojas de cálculo y no de información extraída de informes periciales.
Durante el receso de la mañana, Mastro, consejero de Chevron, parecía confiado en el desarrollo de su interrogatorio y en el receso de la tarde, el vicepresidente de Chevron y consejero general, R. Hewitt Pate, quién asistió casi todos los días al caso durante las primeras semanas de testimonio, abrazó a Mastro en el pasillo en señal de triunfo.
En un día totalmente sombrío para la defensa, Donziger recibió una visita en la tarde de una de sus celebridades partidarias, Trudie Styler, esposa de Sting y co-fundadora de Rainforest Foundation Fund. Se inclinó sobre la barra para darle un beso.
Debido a que Mastro habría nombrado a Zambrano como un "testigo adverso", Zambrano no ha pasado más que por un interrogatorio hasta el momento. Los abogados de los acusados en el caso RICO, probablemente tendrán hoy una oportunidad para guiar el testimonio "directamente", iniciando a media mañana, después de que Mastro concluya su interrogatorio.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí
El juez del caso Chevron que poco sabe de su sentencia
Por Paul M. Barret –Bloomberg Businessweek, 6 de noviembre de 2013
Chevron ha batallado poderosamente para tratar de minar un veredicto de 19 mil millones de dólares impuesto en contra de la compañía acusada de contaminación por una corte de Ecuador en 2011. La compañía petrólera basada en San Ramón California, ha contratado un gran número de abogados e investigadores con el objetivo de probar que la sentencia fue un fraude y que el abogado de Nueva York que lo impulsó debería ser calificado como un estafador. Chevron tuvo una oportunidad ante una corte federal en Manhattan de interrogar al exjuez ecuatoriano que determinó el fallo. La realidad es que el juez no sabe mucho al respecto.
Nicolás Zambrano, cuyo nombre apareció en el documento de 188 páginas a espacio sencillo de la corte provincial de Lago Agrio en Ecuador, no pudo recordar el nombre de la sustancia que el fallo describió como “el agente cancerígeno más poderoso” supuestamente asociado con la contaminación de petróleo en la Amazonía. Zambrano no pudo identificar el estudio que el fallo señaló que había otorgado “datos estadísticos de la más alta importancia para determinar su decisión”. De igual forma no pudo recordar en cuál teoría legal “causal” se basó para establecer un vínculo entre la contaminación del petróleo con el daño ecológico y humano.
Luego de reconocer que no hablaba ni leía francés ni inglés, Zambrano no pudo explicar cómo el fallo que él mismo ejecutó pudo incluir citas legales en esos idiomas procedentes de doctrinas francesas, australianas y de Estados Unidos. Zambrano dijo que su secretaria, una mujer de 18 años, que hasta donde él sabía no hablaba o leía francés ni inglés, encontró documentos legales complicados en varias páginas de internet. “La joven mujer, que buscaba en internet la información, fue la que me ayudó a transcribir el dictamen”, testificó Zambrano, quien añadió que la mujer “escogió la opción en español” de esas páginas web de corte legal. “Así es como me informé y comprendí el tema en el cual yo estaba interesado. Ella los imprimía, y así yo los podía leer luego”.
Chevron calificó a Zambrano como un testigo hostil en su demanda civil en la que acusa de una campaña engañosa de relaciones públicas a Steven Donziger, abogado radicado en Nueva York y quien ganó el veredicto de $19 mil millones a nombre de miles de residentes del Amazonas. La compañía petrolera alega que Zambrano no escribió el fallo de febrero de 2011, sino que apenas lo firmó con su nombre como parte de un elaborado plan de soborno diseñado por el equipo legal de Donziger y en el cual se le entregarían $500.000 de esas ganancias al juez. Donziger ha rechazado las acusaciones y asegura que Chevron está tratando de arruinarlo y desacreditar su victoria en la corte como una manera de evadir la justicia en Ecuador.
Zambrano, quien enfrentó las temperaturas de otoño en Nueva York testificando con un largo abrigo color carbón, insistió que pasó “muchas horas y muchos días” a finales de 2010 y principios de 2011 dictándole la sentencia a su joven asistente, que gana $15 al día. “Nadie me ayudó a escribir la sentencia”, dijo en respuesta al duro interrogatorio del abogado principal de Chevron, Randy Mastro. “Yo fui quien la redactó”.
Hace dos semanas, uno de los antiguos colegas de Zambrano en la corte de Lago Agrio, Alberto Guerra, testificó que Zambrano le pagó para redactar a su nombre las órdenes judiciales internas de los casos civiles, incluyendo la demanda de contaminación contra Chevron. Guerra también dijo que había servido como intermediario para negociar el plan de soborno en el cual los demandantes se encargarían de redactar el fallo final. Zambrano confirmó que Guerra había redactado a su nombre algunas órdenes judiciales, pero no en el caso de Chevron. Mostrando poca emoción durante su testimonio y a menudo realizando pausas por varios segundos antes de responder las preguntas, Zambrano también negó que le pagó a Guerra por hacer este trabajo.
La demanda Chevron contra Donziger ha recibido una gran atención en los círculos jurídicos, en donde es visto como una caso que pondrá a prueba la estrategia corporativa que se está empleando recientemente y que consiste en acusar personalmente a los abogados demandantes. Ayer, el encontronazo legal fue presenciado por una celebridad, la actriz y productora Trudie Styler, quien asistió a la sesión. Styler saludó a Donziger al estilo europeo, con un beso en cada una de las mejillas. Styler y su esposo, la estrella británica de rock Sting, han apoyado durante mucho tiempo la campaña en la que se responsabiliza a Chevron de contaminar en Ecuador.
Después del testimonio de Zambrano, el grupo de Donziger elogió su desempeño. “El señor Zambrano dejó en claro que él escribió la sentencia de Lago Agrio y no recibió ningún tipo de ayuda por parte del testigo “estrella” de Chevron, el señor Guerra”, señaló a través de un email Chris Gowen, uno de los abogados de Donziger. Se espera que hoy continúe el testimonio de Zambrano.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí
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