El País 04/10/2019
Foto: El País
"Aquellos que violen la ley, definitivamente deberán ser detenidos”. Esta fue la advertencia de Lenín Moreno, tras una jornada de protestas desatadas por el alza del precio del combustible. El mandatario ecuatoriano, que tildó a los organizadores de las movilizaciones de "golpistas", se trasladó a última hora del jueves desde Quito a Guayaquil, la principal ciudad de la zona costera, para reforzar la presencia institucional ante la proliferación de saqueos y los despuntes de la delincuencia común que ocurrieron durante el día de paro nacional del transporte que motivó la declaración del estado de excepción. Por la noche, todavía quedaban puntos de tensión en Quito y Guayaquil.
“Mi presencia acá es evitar que aquellos que saquearon el país, sigan saqueando desde otras instancias", avisó el jefe de Estado tras reconocer que el diálogo con el gremio de transportistas no ha llegado a buen término y las protestas seguirán este viernes. “A esos golpistas, Ecuador les está diciendo no”, reprochó el presidente, que ordenó el despliegue de la policía y los militares para enfrentar protestas violentas.
“Venimos dialogando desde hace muchísimo tiempo. Lastimosamente, ha habido escasa seriedad que nos hace presumir que la intención es, como se evidencia, desestabilizar el Gobierno”, concluyó Moreno, pese a asegurar que después de declarar a media tarde el estado de excepción la situación estaba ya “bastante controlada”.
El informe de la Secretaría de Gestión de Riesgos de las tres de la tarde reportaba 281 puntos de concentración de manifestantes en todo el país, 21.500 personas movilizadas, 14 heridos y 215 carreteras totalmente cerradas por las protestas. El segundo reporte del día, ya de noche, mantenía cifras similares de afectación a la red de carreteras. Tres vuelos internacionales se han suspendido en el aeropuerto de Quito y no hay servicio de transporte en 20 provincias.
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