28/04/2015
El lunes 20 de abril, un panel de la Corte de Apelaciones para el Segundo Circuito en los Estados Unidos tiene previsto escuchar los argumentos en el caso de Chevron Corp v. Donziger, un caso bajo la ley RICO en contra del abogado de los demandantes que obtuvo una sentencia ambiental récord por $9.500 millones en contra de la compañía petrolera en Ecuador.
En marzo de 2014, el juez Lewis Kaplan de la Corte de Distrito para el Distrito Sur de Nueva York concluyó que la sentencia había sido obtenida a través de sobornos, engaños y fraude y prohibió su ejecución en los Estados Unidos.
La semana pasada Law360 publicó un artículo de opinión escrito por Steven Donziger en el que el abogado de los demandantes expuso en detalle su opinión respecto de la disputa de varias décadas que mantiene con Chevron Corp. sobre el caso de los campos petroleros en Lago Agrio.
Según Stephen Green, el vicepresidente de Chevron para política, gobierno y asuntos públicos, el reciente artículo de Donziger no resultó ser el recuento nunca antes publicado que el autor aducía, sino más bien más de las mismas “tergiversaciones que carecen de todo crédito y descaradas mentiras” que ha sostenido durante años. A continuación se publica, en su totalidad, la respuesta de Green a nombre de Chevron
“Si repites una mentira mil veces, ésta se convierte en la verdad”. Este es el lema que Steven Donziger, el abogado estadounidense que orquestó el esquema de fraude y extorsión contra Chevron a través de una falsa demanda en Ecuador, repitió en confianza ante un miembro de su equipo legal ecuatoriano. A partir de entonces, uno de los jueces de primera instancia más respetados de los Estados Unidos, ha determinado que Donziger violó leyes federales que combaten la asociación ilícita para delinquir al haber incurrido en múltiples delitos como fraude postal y electrónico, extorsión, soborno a autoridades extranjeras, lavado de dinero, manipulación de testigos y obstrucción de justicia. Luego de un juicio que tomó dos meses, el juez de distrito Lewis Kaplan de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, emitió un fallo de 485 páginas en las que detalló con precisión la forma en que Donziger “ha engañado cuando el engaño ha servido a sus intereses” y de manera repetida acudió a la utilización de “medios manifiestamente ilícitos” en su campaña en contra de Chevron.
El “artículo de opinión” de Donziger en esta publicación es su más reciente “engaño”, pues repite, en vísperas de la apelación, las mentiras que ha repetido mil veces. Lejos de ser un recuento largamente esperado y nunca antes publicado, su artículo de opinión es nada más que un reciclaje de las mismas tergiversaciones que carecen de todo crédito, así como de las descaradas mentiras que ha venido pregonando por muchos años. La decisión del juez Kaplan presenta en detalle los fraudes de Donziger, muchos de los cuales no pudieron ser refutados durante el juicio [SPA 128, 196]. A continuación se presentan algunos de los elementos claves de la disputa que refutan el reciente comentario de Donziger.
1. Las acusaciones de Donziger contra Chevron no están respaldadas por evidencia científica.
Los mismos expertos de Donziger han admitido bajo juramento que no existe evidencia científica para respaldar sus acusaciones en contra de Chevron. Uno de ellos declaró que cuando informó a Donziger y a su equipo que no existía una contaminación significativa, volvieron a redactar su informe para sostener lo contrario y procedieron a presentar el documento falsificado, bajo la firma de este experto, ante la corte ecuatoriana. Otro de ellos admitió que Donziger le había exigido que inventara un estimado de daños absolutamente exagerado, al que denominó como un “SWAG” o “loca suposición científica” a fin de que Donziger pudiera utilizarlo públicamente para así presionar a Chevron a llegar a un acuerdo desmesurado. Además, los miembros de su equipo de consultores de la firma Stratus Consulting admitieron haber redactado de manera clandestina [Beltman, Maest] el informe pericial ordenado por la corte, basado en presunciones exageradas que Donziger les había entregado y que eran absolutamente insostenibles. Por ende, Donziger no puede ahora aducir que los expertos de cualquiera de las partes hayan “confirmado la existencia de contaminación generalizada” que sea atribuible a Chevron en Ecuador, menos aún “la misma auditoría realizada por Chevron”. Tal y como el mismo Donziger admitiera ante las cámaras, no le importaba lo que la evidencia pudiese mostrar pues “para la corte, todo esto es nada más que pretextos, engaños y pendejad*s. Tenemos suficiente para conseguir dinero y ganar”.
Por varios años, Donziger y sus socios han llevado de manera habitual a celebridades, periodistas, políticos y activistas a la Amazonía ecuatoriana para mostrarles la presencia de petróleo en suelo y falsamente responsabilizar a Chevron por tales condiciones. Como era de esperarse, los hechos cuentan una historia diferente. Texaco Petroleum Company cumplió de manera cabal con la remediación de los impactos correspondientes a su parte de responsabilidad sobre las operaciones en el país. Su programa de limpieza fue inspeccionado y aprobado por el Ecuador, el que luego de su aceptación liberó a la compañía de toda responsabilidad futura [SPA* 18-19]. No obstante, su socio mayoritario en el consorcio, la compañía estatal Petroecuador, a lo largo de más de veinte años no ha cumplido con la remediación correspondiente a la parte proporcional de su participación, en parte porque aparentemente Donziger y su equipo buscaron impedir la remediación para que no interfiriera con su demanda. [Exhibit 112] Mientras tanto, Petroecuador, el operador exclusivo en la región por los últimos 25 años, casi ha triplicado el tamaño de las operaciones y en el proceso ha acumulado un historial ambiental desastroso, el que incluye más de 1.400 derrames de petróleo solo entre 2000 y 2008.
2. La sentencia ecuatoriana es el producto de fraude y soborno
Dado que no existía evidencia científica auténtica para apoyar sus acusaciones, Donziger y su equipo recurrieron al fraude y al soborno. Las conclusiones basadas en hechos a las que llego el juez Kaplan sobre este punto son extensas y han sido corroboradas por pruebas abrumadoras. Éstas revelan cómo durante años Donziger participó en un amplio plan para corromper el litigio en Ecuador y la manera en que mintió a las cortes estadounidenses en un intento por ocultar tal corrupción.
En su artículo de opinión, Donziger aduce que “objeta todas las conclusiones del juez Kaplan” y que sus escritos de apelación suministran los “detalles”. Pero esto también es una mentira. De hecho, Donziger no ha solicitado al Segundo Circuito revisar ninguna de las conclusiones basadas en hechos relativas a su conducta, es más, ninguna ha sido refutada.
En la medida en que Donziger intenta referirse a las conclusiones factuales en su artículo de opinión, básicamente se enfoca en un exjuez ecuatoriano, Alberto Guerra, quien durante el juicio ante el juez Kaplan declaró [SPA 253–258] que Donziger y sus aliados ecuatorianos sobornaron al juez que presidía el caso en el Ecuador, prometiéndole una tajada de 500 mil dólares de la sentencia por miles de millones de dólares, a cambio de que presentara la sentencia que habían redactado como si fuera de su autoría. El mismo Donziger admitió bajo juramento [SPA 270–271] haberse reunido con Guerra en el restaurante Honey & Honey para discutir el soborno; únicamente alegó que nunca se concretó el acuerdo. El testimonio de Guerra fue corroborado por un cúmulo de evidencia documental presentada durante el juicio. Aún si Guerra nunca hubiese declarado, la prueba de que el equipo de Donziger redactó de manera clandestina la sentencia ecuatoriana, sin duda alguna habría continuado siendo indiscutible.
Lo cierto es que la conclusión a la que llegó el juez durante el juicio respecto de que Donziger y sus socios “redactaron la sentencia” se basa en “abrumadora e irrefutable evidencia” de que la sentencia contiene decenas de ejemplos de copias textuales de documentos incluidos en los propios archivos del equipo de Donziger y en el testimonio de Nicolás Zambrano, el deshonrado exjuez ecuatoriano que presentó la sentencia bajo su firma, a quien el tribunal consideró ser “un testigo extraordinariamente nada convincente… incapaz de responder a preguntas básicas sobre la sentencia que aparentemente habría redactado”. [SPA 196–197] Ni Donziger ni nadie ha podido alguna vez explicar cómo fue posible que gran cantidad de material que nunca fue parte de los expedientes de la corte y que es literalmente igual a información contenida en los documentos internos del equipo de Donziger, haya sido incluida en la sentencia ecuatoriana; la conclusión más obvia es que ellos mismos la redactaron.
3. La corrupción orquestada por Donziger en el proceso ecuatoriano fue mucho más allá de la redacción clandestina de la misma sentencia
Donziger ampliamente ignora los registros sobre corrupción que existen en su contra, tanto en los Estados Unidos como en \Ecuador, puesto que no tiene respuesta alguna sobre la abrumadora evidencia que existe en su contra. En su más reciente ataque en contra de Chevron, solo menciona uno de sus muchos otros fraudes, la redacción clandestina a cargo de su equipo del informe de un perito designado por la corte, Richard Stalin Cabrera. Donziger ahora intenta hacer aparecer a Cabrera como el equivalente a un perito en un juicio en los Estados Unidos, cuando en realidad Donziger sabía que Cabrera debía fungir como un brazo de la corte ecuatoriana, nombrado por ésta para ser neutral, transparente e independiente de las partes. Donziger en ese entonces hasta llegó a describir a Cabrera como un perito judicial en un proceso en los Estados Unidos. Durante el litigio en \Ecuador, tanto Cabrera como el abogado asociado ecuatoriano en el equipo de Donziger, negaron de manera repetida estar trabajando juntos y Donziger repitió lo mismo ante las cortes estadounidenses cuando Chevron solicitó el descubrimiento de pruebas respecto de la naturaleza de esta relación.
Solo luego de que Chevron obtuvo evidencia irrefutable de la colusión entre Donziger y Cabrera, en la que se incluyen borradores del Informe Cabrera en posesión de Donziger escritos palabra por palabra por el equipo de sus expertos [SPA 117–120], así como registros que prueban pagos de sobornos a Cabrera a través de lo que el equipo de Donziger denominó “nuestra cuenta secreta” [SPA 94–95, 102–107] y un video que muestra al equipo del abogado estadounidense reunido con Cabrera antes de que fuera nominado por la corte, en donde le explicaron que ellos redactarían por él su informe,
que es exactamente lo que hicieron, Donziger cambió su tono y empezó a argumentar que bajo las leyes ecuatorianas no había nada de malo en este acuerdo que durante varios años había intentado ocultar.
Semejante afirmación también probó ser falsa. El mismo abogado asociado ecuatoriano, parte de su equipo legal, le escribió en privado cuando estaba a punto de revelarse la verdad en procesos de descubrimiento de pruebas ordenados por las cortes de los Estados Unidos, diciendo que como resultado de este proceso, “todos” ellos “podrían ir a la cárcel”. El hecho de que Donziger y sus cómplices supieran que lo que estaban haciendo estaba mal, hizo que recurrieran a la utilización de nombres en clave en sus correos electrónicos internos; “el títere” y el “titiritero”; “el mesero”, “el cocinero” y “el público”; o el “wao”, todos son códigos que utilizaron para enmascarar sus acciones ilícitas que involucraron a funcionarios de la corte. Además, es falso que Donziger intente sostener que la corte ecuatoriana no se basó en el informe falso de Cabrera para emitir la sentencia en contra de Chevron. Tal como determinara el juez Kaplan, “el Informe Cabrera de hecho sirvió de base al autor o autores de la sentencia” [SPA 337].
Donziger prácticamente no tiene nada más que decir sobre el resto de su deplorable historial de fraude y corrupción. Pero la verdad se hizo evidente durante el juicio en Nueva York por asociación ilícita para delinquir , en donde uno tras otro de sus exaliados rindieron sus testimonios respecto a las acciones corruptas e inmorales de Donziger. David Russell, quien fuera el científico principal en el equipo del abogado en Ecuador, declaró cómo éste inicialmente le suministró presunciones carentes de sustento y datos falsos a fin de lograr un estimado de daños por 6.000 millones de dólares, que Donziger inmediatamente se encargó de pregonar ante la prensa y otros para intentar presionar a Chevron a llegar a un acuerdo totalmente desproporcionado. Sin embargo, luego de unos pocos meses de análisis real sobre el terreno, Russell se dio cuenta de que su estimado era “descabelladamente inexacto” y en última instancia envió a Donziger una carta de “cesar y abstenerse” en la que exigía que dejara de citarlo. Sin embargo, el abogado ignoró tal exigencia y dijo a sus socios que continuaran utilizando el estimado desmentido públicamente, ya que “No me importa un bledo lo que este tipo tenga que decir”.
4. Donziger y sus socios son parte de una iniciativa global bien financiada, estrechamente vinculada con el Gobierno de Ecuador
Donziger se describe a sí mismo como un abogado “internacional de los derechos humanos” que lucha en contra de una gama de intereses muy poderosos; sin embargo, la verdad es muy distinta. En primer lugar, Donziger está en este asunto por la plata. Estaba dispuesto a obtener para él más de 600 millones de dólares de la sentencia ecuatoriana [SPA 271], si alguna vez se lograba cobrar. En un video lo dijo de la mejor manera posible: En mi calidad de “abogado de los demandantes”, está en el “negocio” de “hacer plata de mierd*”. De hecho, cuando presentaba su testimonio bajo juramento, Donziger admitió que ni siquiera conocía los nombres de sus clientes en Ecuador. Más aún, tanto él como sus socios han obtenido decenas de millones de dólares con la venta de participaciones sobre la corrupta sentencia ecuatoriana [SPA 181-82].
Los aliados de Donziger en Ecuador incluyen al presidente Rafael Correa, quien rutinariamente aparece ante los medios ecuatorianos para atacar a Chevron y ha promovido retaliaciones en contra de quienes apoyen a la compañía de cualquier manera, incluyendo a los abogados de Chevron, dos de los cuales durante un tiempo enfrentaron acusaciones penales entabladas en Ecuador a instancias del equipo de Donziger [SPA 131]. Donziger describe a Correa como un “economista educado en los Estados Unidos, de quien las encuestas revelan es uno de los líderes más populares en América Latina”; sin embargo, el férreo control ejercido por Correa sobre las cortes ecuatorianas, la supresión de la libertad de expresión y otros derechos civiles, así como su manifiesta oposición a los Estados Unidos, han sido bien documentados, tanto por el tribunal estadounidense como por los medios de comunicación. The Washington Post, por ejemplo, describió a Correa como alguien que ha emprendido en “el más completo y despiadado ataque a la prensa libre en el Hemisferio Occidental”.
Con un cuantioso financiamiento y poderosos aliados en el gobierno ecuatoriano, Donziger durante mucho tiempo ha intentado crear la ilusión de tener “el apoyo de las bases” en su campaña; sin embargo, la verdad es mucho más sórdida. Por ejemplo, Businessweek ha revelado que los “manifestantes” durante un reciente evento de Chevron, eran en realidad actores pagados, reclutados por una agencia de casting. También se ha revelado que el gobierno ecuatoriano ha pagado a firmas de relaciones públicas más de $6 millones para desarrollar una campaña mediática en contra de Chevron, e individuos que se han pronunciado en contra de la compañía diseñaron una falsa campaña de Twitter para atacar a Chevron. Una de las tácticas favoritas de Donziger es llevar a celebridades a apoyar su campaña, a quienes él o el gobierno ecuatoriano han pagado secretamente decenas o centenas de miles de dólares a cambio de su presencia.
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Donziger concluye su más reciente hoja suelta en contra de Chevron sosteniendo que “las comunidades en la selva tropical amazónica merecen, sin más demora, una resolución final a sus reclamos”. Pero viniendo de Donziger, esto constituye una burda hipocresía. Lo único que el abogado ha logrado en todos estos años de mala conducta en Ecuador y en los Estados Unidos, es demorar cualquier intento por responsabilizar a los verdaderos responsables por la contaminación ambiental en esta región, la República del Ecuador y su compañía estatal petrolera, Petroecuador, la única que ha venido perforando y derramando petróleo en la región en los últimos 25 años.
En el documental Crudo, Donziger se jacta ante las cámaras de que las tácticas que ha utilizado en el litigio en Ecuador constituyen algo “que nunca se hubiera permitido” en los Estados Unidos, pero “así es como se hacen las cosas” en Ecuador. “Es sucio”. Y así es como Donziger ha hecho las cosas en Ecuador y en los Estados Unidos: sucias”. Como el juez Kaplan determinara, el intento de Donziger por justificar su conducta, ahora que sus esfuerzos por ocultarla han fracasado, “carece de todo sentido” [SPA 16].
Los abogados norteamericanos no dejan sus obligaciones éticas en la frontera cuando se involucran en litigios en el extranjero. Tampoco pueden verse involucrados en fraude, sobornos y extorsión, entre otros crímenes, como fuera determinado por un respetado juez federal luego de un juicio de dos meses en contra de Donziger. En todas las mentiras que ha dicho, y las que continúa diciendo, incluyendo su más reciente en esta publicación, el abogado tiene razón sobre una sola cosa. Lo que hizo fue algo “que nunca se hubiera permitido en los Estados Unidos” y esto ha hecho que ahora aquí se busca que asuma su responsabilidad por su mala conducta.
- Por Stephen W. Green, Chevron Corp.
Stephen W. Green es vicepresidente de Política, Gobierno y Asuntos Públicos de Chevron Corporation. Chevron es el demandante en el proceso Chevron Corp. vs Donziger et al., que se ha analizado en este artículo y fue el acusado en el caso de Lago Agrio en Ecuador, que también ha sido discutido hoy día.
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