Bloomberg Businessweek 03/06/2014
El misterio de la falsa protesta contra Chevron (CVX) continúa. Como informé la semana pasada, la junta anual de accionistas de la petrolera, celebrada el pasado 28 de mayo en Midland, Texas, atrajo una protesta medioambiental protagonizada por falsos participantes, a cada uno de quienes se les pagaba $85 por agitar carteles y gritar consignas.
"Todo se veía muy planificado," me dijo María Garay el lunes. Garay, ejecutiva de relaciones públicas que trabaja en Brooklyn (NY), quien ayudó a promover el evento pero dijo que no tenía nada que ver con los manifestantes falsos. No sabe quiénes eran ni quién les pagó. "Había un tipo alto, de pelo rubio platinado que les estaba explicando qué corear y en dónde ubicarse", dijo Garay.
En una situación normal, la identidad del individuo del pelo rubio platinado y, de hecho, todo este episodio, podría simplemente constituir un hecho embarazoso de menor importancia para quienes de manera seria se oponen a la contaminación. Sin embargo, es realmente importante puesto que es un ejemplo emblemático de la deshonestidad que ha llegado a permear una campaña activista de más de veinte años sobre la contaminación petrolera en el Ecuador.
Cabe anotar que el ‘mini fiasco’ de Midland tiene a Garay y a otros autoproclamados defensores de los pobres y oprimidos de la selva ecuatoriana acusándose unos a otros. El espectáculo ha distraído la atención sobre el verdadero daño ecológico causado en los últimos años, tanto por los operadores de perforación petrolera de los Estados Unidos, como por sus contrapartes ecuatorianas. Un breve resumen de mi despacho anterior acerca de las payasadas acontecidas en la reunión anual de Chevron sostiene lo siguiente:
Varias decenas de manifestantes se congregaron el miércoles frente al Permian Basin Petroleum Museum en Midland, para condenar a Chevron cuando celebraba su reunión anual en este sitio histórico, ubicado dentro de la zona petrolera al oeste de Texas. … Para llenar las filas de manifestantes, una compañía de producción con sede en Los Ángeles, ofreció a los residentes locales 85 dólares por persona, algo que la empresa ha descrito como reclutamiento por correo electrónico para “actuar como extras". Julieta Gilbert, productora ejecutiva de DFLA Films, escribió en el correo electrónico que la empresa "tiene que conseguir un grupo de personas para ayudar a documentar este evento.... Vamos a pagar 85 dólares a cada participante. Estarán allí unas pocas horas (de 8 am a 12 pm). Necesitamos personas éticamente diversas [sic]".
Cuando llamé a Gilbert a Los Ángeles, no negó la autenticidad de la contratación electrónica y confirmó que había estado en Midland para la filmación de la manifestación. Gilbert negó haber organizado la manifestación, pero no quiso dar el nombre de quién hizo el rodaje; además, manifestó su desconocimiento total sobre quién había pagado a los "extras". Gilbert no ha devuelto mis llamadas ni ha contestado mi correo electrónico de seguimiento.
Karen Hinton, la relacionista pública de Steven Donziger, principal abogado de los demandantes en una demanda masiva en contra de Chevron, dijo que su equipo legal no había pagado a los manifestantes. En 2011, en el Ecuador Donziger ganó un juicio en por USD 19 mil millones de dólares contra Chevron. Sin embargo, en marzo pasado, el juez de Distrito de EE.UU. Lewis Kaplan, en Nueva York determinó que la victoria de Donziger se había basado en pruebas falsas, soborno y extorsión, dictamen que ha sido negado y apelado por Donziger. Hinton sugirió que contactáramos a MCSquared, una firma de relaciones públicas con sede en Brooklyn, Nueva York, la que había promovido la protesta de Midland y que ha trabajado para la República de Ecuador respaldando la demanda contra Chevron.
MCSquared es la firma que pertenece a María Garay. Ella y un colega, Jean Paul Borja, también se encontraban en Midland para la protesta y publicaron varios comunicados de prensa sobre lo que allí sucedía. Ambos dijeron que su papel se limitaba a ayudar a dos indígenas amazónicos que viajaron a Midland desde Ecuador. Los dos ecuatorianos no estaban pagados, dijo Garay. Uno de ellos, Humberto Piaguaje, está muy involucrado con la demanda de Donziger, pero Garay dejó en claro que nunca ha conocido ni a Donziger ni a Hinton. Amazon Watch, un grupo con sede en San Francisco que ha organizado otras protestas contra Chevron en cooperación con Donziger y Hinton, también explicó por correo electrónico, que no tenía nada que ver con el “espectáculo” de Midland.
Garay me reenvió un interesante post de Lindsay Abrams, editora asistente de Salon quien escribe sobre sostenibilidad. Abrams entrevistó a algunos de los manifestantes en Midland que proporcionaron sólo su nombre de pila y se identificaron con el otro grupo, Toxic Effect, cuyos miembros dijeron que “en su mayoría vienen de países sudamericanos ". Según Abrams, a través de Twitter (TWTR), Toxic Effect realizó en una campaña pagada de ‘’brandjacking’’ o robo de identidad de la marca, para coincidir con la reunión anual de Chevron.
En su propia página web, Toxic Effect confirmó que se creó el hashtag AskChevron con la esperanza de que los usuarios de Twitter pudieran asumir que la propia compañía patrocinó la campaña (lo que no hizo). La elaborada táctica sicológica, aparentemente funcionó. Muchos usuarios de Twitter respondieron a #AskChevron con fuertes críticas contra la empresa. #AskChevron fue tuiteada más de 9.000 veces.
Existe una conexión adicional entre el pago a manifestantes en Midland y #AskChevron. DFLA Films instó a empleados potenciales a visitar la página de Facebook (FB) de "Chevroff " (en lugar de Chevron). La página Chevroff destaca en lugar privilegiado enlaces a #AskChevron, e incluye una imagen de Michelle Obama manipulada de tal modo que se hace ver como si la primera dama sostuviera un cartel que dice, "#AskChevron (pregúntale a Chevron) acerca del desastre medioambiental". La foto #AskChevron, al igual que la protesta de Midland son un truco.
No conozco la identidad del individuo de cabello rubio platinado, o si fue él quien pagó los extras o cuál de estos grupos, si acaso existen, lo hizo. Finalmente eso no es realmente importante. Lo que sí importa es que una gran cantidad de personas está invirtiendo tiempo, energía y dinero en espectáculos falsos y vacíos con los que no lograrán que se limpie ni un solo charco de contaminación petrolera. Al jugar estos juegos engañosos ante las corte, en la calle o en línea, los supuestos activistas están socavando la credibilidad de la causa que profesan representar.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí.
Notas relacionadas