El País España 14/05/2015
Foto: El País Internacional
El Gobierno de Ecuador pide al actor y productor Brad Pitt que haga "lo correcto" y no lleve al cine el libro La Ley de la Selva, escrito por el periodista Paul Barrett, y del que ha adquirido los derechos. En él se cuenta el supuesto fraude que está detrás de la batalla judicial que la compañía petrolera estadounidense Texaco (ahora Chevron) perdió ante las comunidades de la amazonía ecuatoriana perjudicadas por el vertido sistemático de petróleo entre 1964 y 1992. La campaña lanzada por Ecuador pretende evitar que Brad Pitt produzca la película. Con el hashtag #BradDoTheRightThing, se puede encontrar una carta abierta dirigida al actor en la que se lee: "Te invitamos a hacer lo correcto. Te invitamos a mantener los derechos de este libro —una ficción que tiene el potencial de hacer mucho daño a causa de las mentiras y la desinformación que propaga—. Te invitamos a hacer nada con esos derechos".
La preocupación del Gobierno ecuatoriano es que la película reproduzca la versión de Barrett, a quien acusa de haber sido pagado por la petrolera, y que esto perjudique al país y a los afectados por la contaminación medioambiental que todavía luchan para cobrar a Chevron en los países donde esta empresa tiene activos, como Canadá, Argentina y Brasil. Barrett, en su libro, se concentra en el fallo dictado por un juez de Nueva York, en marzo de 2014, en contra de Steven Donziger y el equipo de abogados que durante dos décadas han defendido a los ecuatorianos afectados por las prácticas de la petrolera. Esta sentencia considera que los tribunales de Ecuador se basaron en pruebas fraudulentas para condenar a Chevron a pagar 9,5 billones de dólares a las comunidades afectadas.
El presidente Correa ha dicho cosas inexactas sobre mi libro. Es terrible que un presidente de un país haga declaraciones falsas sobre un autor y su obra
El periodista Paul Barrett
En ese proceso, que inició Chevron, se reveló todo tipo de maniobras corruptas que el abogado Donziger habría ejecutado y que quedaron registradas en las horas de grabación de un documental. Frases como "nunca hubiésemos logrado esto del juez si no lo hubiésemos presionado" o "los jueces ecuatorianos toman decisiones dependiendo de a quién temen más, no de lo que las leyes dicen", salieron a la luz. Barrett cuenta también que Donziger vendió derechos sobre el juicio, deteriorando los intereses de los afectados. Uno de los análisis que cita el autor dice que si, por ejemplo, las partes llegaban a un acuerdo por 100 millones de dólares, solo el 1,5% acabaría como reparación para los habitantes de la zona afectada. El resto se dividiría entre inversores, gastos legales (incluidos los honorarios de Donziger), y administrativos.
El periodista estadounidense explica a este periódico: "El libro trata de la irresponsabilidad corporativa, tanto de Texaco como de Petroecuador, que han contribuido a la contaminación. En otro nivel, cuenta la historia de una campaña legal para salvar la selva tropical. Los abogados minaron el Estado de Derecho en nombre de la reivindicación de las víctimas de la contaminación".
Sobre la campaña del Gobierno de Rafael Correa para evitar que su libro llegue a Hollywood, Barrett dice: "El presidente Correa ha dicho cosas inexactas sobre mi libro. Él ha dicho que Chevron me pagó para escribir el libro. Eso es falso. Dijo que el libro describe a los ecuatorianos como salvajes. Eso es falso. Es terrible que un presidente de un país haga declaraciones falsas sobre un autor y su obra. No podrá intimidar a quien pudiera usar mi libro como base de una película".
Brad Pitt recorrió la zona afectada en 2012. Su guía fue Pablo Fajardo, la contraparte ecuatoriana del equipo de Donziger. Él cuenta que lo llevó a las piscinas de crudo que Texaco dejó a la intemperie y que el actor mostró interés por apoyar las iniciativas sanitarias en la zona.
El caso Chevron se convirtió en una bandera de lucha para el Gobierno de Correa desde 2013. El presidente puso en marcha la campaña La Mano Sucia de Chevron y él mismo viajó a uno de los pozos abiertos por Texaco y metió la mano en la piscina de petróleo. Luego llegaron las celebridades, como Danny Glover o Mia Farrow, para imitarlo y evidenciar el daño medioambiental.
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