Financial Times 04/10/2021
Un abogado estadounidense que ganó un juicio histórico contra Chevron por el daño que, según dijo, la industria petrolera había causado a las comunidades indígenas en Ecuador fue condenado a seis meses de prisión, en el último giro de una larga saga legal.
Una jueza de Nueva York afirmó que el abogado de derechos humanos Steve Donziger merecía la sentencia máxima de seis meses por desobedecer intencional y deliberadamente órdenes judiciales. En julio, lo declaró culpable de desacato al tribunal por negarse a entregar información a Chevron sobre el caso.
«Donziger ha pasado los últimos siete años o más burlándose del sistema judicial estadounidense», dijo la jueza Loretta Preska. «Llegó el momento de pagar».
Donziger, que estuvo al borde de las lágrimas durante la audiencia, señaló que ya había cumplido más de dos años de arresto domiciliario, fue obligado a usar un brazalete en el tobillo, no tenía dinero, había sido inhabilitado para ejercer su profesión y le habían confiscado el pasaporte.
«Creo que, según cualquier medida objetiva, ya he sido castigado con bastante severidad», dijo.
La batalla entre Donziger y Chevron se remonta a tres décadas y ha sido enmarcada por los ambientalistas como una clásica pelea de David contra Goliat entre miles de agricultores pobres e indígenas en la cuenca del Amazonas y una de las empresas más grandes del planeta.
En cambio, Chevron la ha calificado de campaña de desprestigio sin base alguna, dirigida por un abogado manipulador que desprecia el Estado de derecho.
En la década de 1990, Donziger inició una demanda colectiva contra Texaco en nombre de 30,000 ecuatorianos por la devastación que, según el abogado, la compañía había causado en el campo petrolífero de Lago Agrio.
Dijo que Texaco, que había operado en el área desde la década de 1970, era responsable de lo que parecía «un desastre apocalíptico», que provocó enfermedades crónicas y congénitas y, en algunos casos, muerte por contaminación.
En 2001, Chevron heredó el caso cuando compró Texaco, aunque expresó que no tenía pasivos que afrontar. Manifestó que Texaco había limpiado su área operativa antes de la toma de control y que cualquier contaminación restante era responsabilidad del socio de Texaco, la estatal ecuatoriana Petroecuador.
Nueve años después, un tribunal ecuatoriano declaró a Chevron responsable y le ordenó pagar más de $18,000 millones en concepto de indemnización, en ese momento la mayor condena dictada contra una corporación fuera de Estados Unidos.
Posteriormente, la cifra se redujo a la mitad, pero los ambientalistas y activistas indígenas aún elogiaron a Donziger como un héroe y dijeron que el caso serviría de precedente para otras campañas contra las grandes petroleras.
Chevron se negó a pagar y se retiró de Ecuador. Los abogados de los demandantes fueron tras la compañía en Argentina, Brasil y Canadá para intentar asegurar el pago, pero sin lograr éxito alguno.
La petrolera lanzó una contraofensiva y demandó a Donziger en Estados Unidos, aduciendo que se había valido de métodos deshonestos para obtener la sentencia que quería.
En 2014, un juez estadounidense coincidió y concluyó que Donziger efectivamente había escrito él mismo la sentencia ecuatoriana y obtuvo la decisión a través de «medios corruptos», algo que el abogado negó.
El caso también llegó a la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya, que emitió una acusación condenatoria contra Donziger y su equipo jurídico. Sostuvo que quienes decían ser auténticos demandantes «en realidad estaban involucrados en el chantaje y el soborno de los jueces ecuatorianos». Afirmó que no se debía dar cumplimento a la sentencia del tribunal contra Chevron.
Después de varias apelaciones, Donziger fue inhabilitado en los EE. UU. y luego fue declarado culpable de desacato al tribunal tras rechazar la orden de un juez para que entregara su teléfono celular y computadora portátil a fin de que pudieran ser enviados a Chevron, lo que le permitiría a la compañía ver información relacionada con el caso.
Donziger, quien está apelando la condena, argumentó que el pedido del juez era una violación del secreto profesional entre abogado y cliente.
El caso todavía enciende pasiones casi 30 años después de su inicio. Activistas ambientales y otros partidarios de Donziger organizaron una manifestación frente al tribunal de Manhattan donde fue sentenciado el viernes.
«Chevron ha utilizado todas las jugadas sucias para revertir esa victoria [inicial] y destruir las vidas de quienes tuvieron el valor de enfrentarse a ellos», aseveró la organización no gubernamental Amazon Watch en un comunicado.
Por otra parte, un abogado defensor ha acusado a Donziger de intentar «presionar a la compañía para que resuelva el caso por enormes sumas que no tienen sustento de hecho ni de derecho».
Preska manifestó que el caso se refería estrictamente a la negativa de Donziger a obedecer las órdenes judiciales y no a las acusaciones más amplias. «Aun cuando Chevron fuera el malo de la película a los ojos de Donziger, eso no lo convierte a él en héroe», dijo.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí
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