Arbitraje:
Reclamos Comerciales

Arbitraje: Reclamos Comerciales

En 2006, Chevron presentó una demanda ante la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya alegado que Ecuador violó sus obligaciones bajo el Tratado Bilateral de Inversiones (TBI) entre EE.UU. y Ecuador, entre otras razones, al obligar a Texaco Petroleum Company (TexPet) a suministrar petróleo por debajo del precio del mercado al gobierno ecuatoriano para consumo nacional.

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Foto: JuicioCrudo

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Steven Donziger y los pocos partidarios que le quedan, han venido propagando un informe informático forense que sostienen “alteraría el curso” en su intento de varias décadas por sacar miles de millones de dólares de Chevron y por distraer la atención de la sentencia emitida en su contra por una corte federal en los Estados Unidos.

Sin embargo, un testimonio reciente del autor del informe confirma que la sentencia ecuatoriana por $9.500 millones en contra de Chevron fue efectivamente el producto de fraude, lo que socavaría aún más las extrañas acusaciones de Donziger.

El equipo de Donziger ha publicado varios boletines de prensa y mensajes en blogs en los que sostienen que finalmente han encontrado la prueba irrefutable que logrará desenredar el caso Chevron: un análisis forense de los discos duros que pertenecen al Juez Nicolás Zambrano, quien emitió la sentencia por $9.500 millones en contra de Chevron. El 8 de mayo, el Tribunal de Arbitraje Internacional que preside el caso en el que se conocen las acusaciones de Chevron en contra del Ecuador, permitió que se haga público el informe realizado por el experto forense de la República del Ecuador, J. Christopher Racich.

En lugar de refutar que la sentencia ecuatoriana fue redactada de manera secreta y clandestina, el análisis de los discos duros del experto forense de Ecuador más bien corroboran y refuerzan la extensa evidencia que ya existía y que apoya las conclusiones a las que llegó el experto forense de Chevron, Spencer Lynch, respecto a que Zambrano no fue el autor de la mencionada sentencia.

Chevron expuso las conclusiones de Lynch en dos escritos presentados al Tribunal International de Arbitraje en agosto de 2014 y enero de 2015. (Puede acceder a los informes de Lynch aquí y aquí. Los puntos de mayor interés se resumen aquí.) En resumen, estos informes prueban que Zambrano no fue el autor de la sentencia ecuatoriana en contra de Chevron.
El mismo informe del experto forense de Ecuador, así como su reciente testimonio ante el Tribunal Internacional de Arbitraje, apoyan las conclusiones de Chevron:

El análisis realizado por ambos expertos forenses confirman que el texto de la sentencia encontrado en las computadoras de Zambrano contenían textos literalmente copiados de los documentos internos del equipo de Donziger que no habían sido presentados ante la corte. Esto claramente indica que la sentencia fue redactada secretamente y de manera clandestina por los demandantes. Racich además dijo al tribunal de arbitraje que partes del texto eran “idénticas”.

La base de datos interna del equipo de Donziger fue utilizada para realizar cálculos estadísticos incluidos en la sentencia. La evidencia forense establece que Zambrano no pudo haber realizado dichos cálculos. En su testimonio ante el tribunal, Racich especuló sobre quién o de dónde pudieron haber salido estos cálculos estadísticos, y en última instancia reconoce que bien podría haber sido Pablo Fajardo, un miembro del equipo de Donziger, quien realizó dichos cálculos.

Ambos expertos forenses estuvieron de acuerdo en que los dispositivos USB y Hotmail fueron ampliamente utilizados en las computadoras de Zambrano y que son dos de las múltiples maneras en las que el texto secretamente copiado en la sentencia de Lago Agrio pudo haberle sido provisto a Zambrano. De igual manera, ambos también admitieron la posibilidad de que el texto haya sido directamente copiado de documentos impresos.

Ambos expertos forenses están de acuerdo en que los metadatos del documento de la sentencia no establecen que Zambrano fue el autor de la sentencia emitida, ni tampoco establecen que parte alguna del texto de la sentencia haya sido originalmente redactada en ninguna de las computadoras de Zambrano. Esto es consistente con la afirmación de Chevron de que el equipo de los demandantes fue el autor de mucho, sino de todo, el texto contenido en la sentencia.

El análisis del contenido de los discos duros de Zambrano realizado por los dos expertos forenses confirma que Zambrano y su mecanógrafa, Evelyn Calva, mintieron sobre cómo se redactó la sentencia. Existen inconsistencias significativas entre la información forense y las declaraciones de Zambrano y de Calva sobre qué computadora utilizó Zambrano, cuándo empezó a redactar la sentencia, el tiempo que le tomó trabajar en la redacción de la sentencia, el uso de los sitios web para traducción y temas legales, así como el proceso de edición. Esto no supone una sorpresa puesto que cuando Zambrano testificó ante la corte federal en los Estados Unidos, ni siquiera pudo contestar a preguntas absolutamente básicas sobre elementos legales y factuales de la sentencia, ni presentar notas o borradores relativas a la misma, o explicar cómo había podido basarse en fuentes escritas en inglés o francés cuando no lee en ninguno de los dos idiomas.

El análisis forense confirma la relación entre Zambrano y Guerra para una redacción clandestina. Ambos expertos forenses están de acuerdo en que los borradores de nueve sentencias emitidas por Zambrano en el caso Chevron se encontraron en la computadora de Alberto Guerra, otro juez, lo que da a entender que Guerra realizó una redacción fantasma de estas decisiones y apunta a un patrón de documentos fruto de una redacción fantasma y finalmente emitidos por Zambrano. Esto apoya la declaración jurada del juez Guerra.

El testimonio presentado ante el Tribunal Internacional de Arbitraje en mayo de 2015 por Lynch y Racich puede leerse aquí y aquí.

En líneas generales, la “prueba irrefutable” del informe Racich rotundamente fracasa en todo intento de menoscabar la decisión de la corte de los Estados Unidos respecto a que la sentencia ecuatoriana fue redactada clandestinamente por los mismos demandantes y por lo tanto obtenida a través de fraude. No importa cuánto Donziger y los pocos partidarios que le quedan clamen ante el público, no podrán ocultar los hechos.

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