Ecuador en las Noticias
Los dos tornados que amenazan a Moreno
A partir del 24 de Mayo, el nuevo Presidente ha hecho méritos que lo sitúan con alrededor del 70% de popularidad en los sondeos.
Los problemas de Lenín Moreno se llaman base social y base política. Su realidad está en las cifras: Alianza País le aportó para su elección un 30% de votos, llamados duros, de los cuales Rafael Correa se considera propietario. Moreno, por su estilo y su capital político, llegó a lo que el Consejo Nacional Electoral dijo que obtuvo en las urnas: 51%. A partir del 24 de Mayo, el nuevo Presidente ha hecho méritos que lo sitúan con alrededor del 70% de popularidad en los sondeos. Ese porcentaje puede crecer si realmente hace la cirugía que anunció contra la corrupción y que, por ahora, se centra esencialmente en el caso de Jorge Glas.
Pero 70% de popularidad es una realidad política volátil y su entorno lo sabe. Puede mermar, o incluso esfumarse, apenas empiecen a ventilarse los temas de fondo. El gran temor que se expresa es que el gobierno se encuentre atrapado entre dos tornados. Por un lado, el correísmo duro –cuyo porcentaje a ciencia cierta nadie sabe en este momento– y, por otro, una calentura social y política de actores que, tras 10 años de correísmo, quieren ver atendidas inmediatamente sus reivindicaciones.
El primer tornado ya está en plena actividad. Rafael Correa no para en su cuenta de Twitter. Su blanco principal es Lenín Moreno y su círculo más cercano. Correa los trata de traidores, mentirosos, desleales, odiadores, mediocres… Sus seguidores piden que se tiendan puentes entre Moreno y Glas, pero para Correa esa ruptura es irreversible. Es obvio. No puede hacer política sin tener un enemigo. O sin crearlo. Ahora endosa a Moreno los mismos epítetos y las mismas acusaciones que usó contra opositores y críticos en su gobierno.
De una u otra forma le ha dicho agente o cómplice de la partidocracia, traidor de la Revolución Ciudadana y de la Patria; lo ha acusado de pactar con Bucaram, de generar una estructura institucional favorable a la corrupción, de repartir el Estado, de tirar por la borda diez años de estabilidad y prosperidad… En definitiva, Correa trabaja con denuedo para anclar un relato que, como hizo con la oposición, lo situé del lado bueno de la historia y convierta a Moreno en la reencarnación de lo peor. Ahora Glas es revolucionario y Miguel Carvajal es reaccionario. Con esa estrategia, el ex presidente busca ocupar, en el imaginario social, el primer puesto entre los opositores a Lenín Moreno. En esa tarea usa su cuenta de Twitter, pero su empeño mayor está puesto en mantener el control de Alianza País y dirigirlo contra su sucesor. En sus tuits lo ha llamado a reaccionar.
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