El agua de producción no es un desecho tóxico
16/12/2016
Los demandantes alegan que Texaco Petroleum Company (TexPet) descargó decenas de millones de galones de aguas residuales tóxicas en la Amazonía ecuatoriana - esto no es más que una falacia y una distorsión de los hechos.
Una de las acusaciones más frecuentes de los abogados demandantes es que “ell agua de producción contiene algunas de las sustancias químicas más tóxicas y peligrosas que se conozcan” y que Texpet descargó ilegalmente más de 18 mil millones de galones de desechos tóxicos en la selva tropical, lo cual comparan con un desastre ambiental 30 veces mayor que el derrame del buque Exxon Valdez. Rechazamos enfáticamente está acusación.
El agua de producción no se considera “desecho tóxico” ni en Estados Unidos, ni en ninguna otra parte del mundo. Simplemente, es el agua salobre que se encuentra atrapada en la formación geológica que contiene el petróleo crudo y que llega a la superficie durante el proceso de producción de petróleo. Se empleaba un proceso de separación para retirar el crudo del agua. Una vez separados, se trataba el agua y posteriormente se vertía a ríos y quebradas cercanos, un proceso que se utiliza hoy en día en el Ecuador y en otras partes del mundo. En cuanto al impacto de este proceso, la abundancia de pruebas científicas verosímiles presentadas en el proceso judicial revela que:
• Más del 99% de todas las muestras de agua para consumo analizadas no contiene niveles nocivos de químicos relacionados con petróleo, y supera las normas de calidad establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia de Protección Ambiental Estadounidense (USEPA).
• Más del 99% de todas las muestras de suelo recolectadas en las áreas remediadas por Texaco Petroleum Company confirma que la remediación fue eficaz
• Es igualmente interesante que los emplazamientos sometidos a análisis revelaron presencia de altos niveles de contaminación bacteriana producidos por desechos animales o humanos (no resultantes de la actividad petrolera) en un 90% de las muestras de agua para consumo tomadas en las inspecciones judiciales, lo cual indica una amplia contaminación microbiana de las fuentes de agua. Según las Pautas de la Organización Mundial de la Salud: “es tal la gravedad de las posibles consecuencias de la contaminación microbiana que su control deberá ser siempre de primordial importancia y jamás deberá verse comprometido”.
Las pruebas científicas son claras: la cantidad abrumadora de evidencias verosímiles recolectadas a lo largo de dos años de inspecciones judiciales y presentadas ante la corte del Ecuador ha demostrado que la población del Oriente no se enfrenta a riesgos significativos de salud relacionados con las actividades petroleras llevadas a cabo en las áreas remediadas por TexPet. Efectivamente, algunos epidemiólogos y expertos médicos y científicos de talla mundial han analizado los estudios utilizados por los abogados demandantes para sustentar sus reclamos y cada experto, independientemente, concluyó que son sesgados, inconcluyentes y con errores. Los propios autores de los estudios reconocen que dichos estudios no establecen un vínculo causal y que se sabe que muchos otros factores no relacionados con la actividad petrolera han causado aflicciones de salud en la región.
Sorprendentemente, los demandantes nunca analizaron muestras de agua de producción para BTEX -algunos de los elementos potencialmente nocivos a los que se refieren - como parte del proceso de @@inspección judicial@@ para poder sustentar sus acusaciones. La parte actora analizó dos muestras de agua de producción para HAP (otros elementos nocivos a los que hace referencia la parte actora) y concluyó que no se detectaron HAP en el agua de producción.
Es más, en una falacia por omisión, los abogados de la parte actora no mencionan que, en cumplimiento de las normas ecuatorianas de la época y de las prácticas aún vigentes en muchas partes del mundo, TexPet separaba el crudo y trataba las aguas de producción antes de descargarlas de manera segura en el ambiente. Debido a que fue agua, y no petróleo crudo lo que se descargó, las comparaciones con el Exxon Valdez no son más que mentiras inventadas para engañar a la opinión pública y a la Corte.
Para tener una idea clara de los hechos, se debe tener en cuenta que el volumen promedio anual de agua de producción descargada por TexPet en Ecuador equivale al 1,7% del volumen total de agua descargada en tierra en los Estados Unidos en 1985.
Si para fines de aclarar este punto aceptáramos que, en la actualidad, el método preferido para el manejo de aguas de producción en el Ecuador es la inyección, resulta irónico ver que Petroecuador ha descargado más agua de producción en el Oriente en los últimos 26 años de la que descargó Texpet durante todo su período de operaciones en el Ecuador. Petroecuador ha descargado más de 12 mil millones de galones de agua producida desde 1990.
Si bien los abogados demandantes hacen todo lo posible por extrapolar los datos, el hecho es que no tienen datos verídicos para sustentar su acusación. Incluso, sus propios resultados analíticos de las inspecciones judiciales demuestran que están equivocados. Por ejemplo, los técnicos de la parte actora analizaron TPH en 3 muestras de agua de producción tomadas durante las inspecciones judiciales, e incluso con sus métodos analíticos inadecuados, que sobreestiman los niveles de TPH, registraron 0,1 mg/L (Estación de Aguarico, EAG-AWT-AF1), 1,6 mg/L (LA-Estación Norte, LAN-TAN-RE-AF), y 24 mg/L (SSF-Sur, SSF-SUR-JI-PWU), y no el 2% o 20.000 mg/L que alegan es la concentración presente.
Los demandantes alegan que el proceso empleado por Texaco Petroleum y la petrolera estatal ecuatoriana Petroecuador para el manejo de las aguas de producción, no se utiliza en ninguna parte del mundo. Dicen que, desde comienzos de la década del 50, la norma en la industria para el manejo de aguas de producción ha sido la reinyección del agua en el suelo.
Algunos ejemplos de países productores de petróleo que permiten la descarga de las aguas de producción hoy en día incluyen a los Estados Unidos, México, Brasil, Colombia, Indonesia, Kuwait, Angola y Nigeria, además del Ecuador. En California, uno de los estados norteamericanos más sensibles desde el punto de vista ambiental, los agricultores empleaban aguas de producción de campos petroleros cercanos a sus tierras para irrigar los cultivos. El Valle de San Joaquín, donde las sequías son frecuentes, requiere del agua para cultivar los millones de libras de alimentos que suministra anualmente al mercado estadounidense y a otros países del mundo.
Fuente Original