Caso Chevron

El abogado global (The Global Lawyer): Chevron, Ecuador y los júbilos del arbitraje

Michael D Goldhaber explica qué obtuvo Chevron de su suplicio jurídico con Ecuador y qué beneficio aún le espera.

FDI Intelligence - Michael D. Goldhaber 18/12/2018

Cuatro años y medio después de que un juez estadounidense expusiera de manera definitiva en 500 páginas el mayor fraude judicial en el caso Chevron contra Donziger, en otra decisión de 500 páginas los árbitros desenmascararon el mismo fraude sobre las mismas pruebas en el caso Chevron contra Ecuador. 

Además de ser más veloces, las cortes estadounidenses suministraron elementos de @@prueba@@ esenciales para desenmascarar a los abogados corruptos, así como publicidad crucial para desacreditar su caso. Entonces, ¿por qué Chevron se molestó con el arbitraje?

En primer lugar, no se puede ser demasiado cuidadoso cuando los adversarios tienen una @@sentencia@@ ecuatoriana por $9.500 millones de dólares que, en teoría, sigue siendo ejecutable en cualquier parte del mundo. Steven Donziger, abogado de los demandantes, parecía vivir según la máxima “si una mentira se repite mil veces, se convierte en verdad”, en tanto que el lema de Chevron podría ser “si una mentira se expone miles de veces, se hará inejecutable”.

Si bien las cortes estadounidenses prohibieron a los demandantes cobrar su sentencia, los árbitros han declarado que su ejecución viola el orden público internacional. Y aunque parte del público insistirá en creer las mentiras del equipo de demandantes (que Chevron ha creado una epidemia masiva de cáncer en la Amazonía y ha ido tras abogados “buenos”), con cada escrito de 500 páginas de jurisprudencia condenatoria se hace más difícil aceptar (o fingir que se aceptan) esas falsedades, incluso para una corte politizada. 

“A falta de una confesión firmada por los responsables”, en Chevron contra Ecuador se concluye que, las de este caso “deben de ser las pruebas de documentos, videos y testimonios de fraude más completa que se hayan presentado nunca ante un tribunal arbitral”. Su “prolongada conducta maligna… hace que sea casi increíble el arrogante desprecio por los principios elementales de la verdad y la justicia”.

En segundo lugar, siempre es bueno determinar que un fallo arbitral de “denegación de justicia” se puede usar como escudo contra una @@sentencia@@ de cifras exorbitantes dictada por una corte nacional corrupta. Durante años hice la fallida predicción de que el tribunal esquivaría la claridad estigmatizadora de llamar injustas a las cortes ecuatorianas. Bien podrían haber concluido el caso solo por incumplimiento contractual de Ecuador para liberar a Chevron de las demandas colectivas ambientales. O podrían haber invocado la doctrina del delito no consumado (proveniente de un panel anterior del caso Chevron contra Ecuador) que transforma la promesa de un tratado de “medios efectivos” para reivindicar los derechos del inversionista en una suerte de “denegación de justicia ligera”. 

En ese caso, el tribunal eludió la cláusula de medios efectivos. Y pese a haber aceptado el argumento contractual de Chevron, los árbitros también llegaron a invocar la denegación de justicia. Resulta que el tribunal tardó tanto tiempo en decidir el caso Chevron contra Ecuador II, que la denegación de justicia se había tornado en algo obsoleto. (Véase The Global Lawyer: Is the denial of justice ‘renaissance’ finally upon us?, edición de junio/julio de 2018). La sabia y cuidadosa manera en que el panel trazó el precepto, en este entorno tan apropiado, sigue siendo conveniente.

En tercer lugar, Ecuador tiene bolsillos más profundos que Steven Donziger. Si este arbitraje alcanza su fase final, Chevron hurgará en Ecuador la madre de todos los fallos con imposición de gastos legales a la parte perdedora (como daños y perjuicios). Hace mucho tiempo he estimado que los gastos judiciales de Chevron en la disputa mundial ascenderían a más de $500 millones y jamás me lo han rebatido. El panel, que supuestamente se preocupa menos por las cuentas de Gibson, Dunn & Crutches que mis antiguos editores, hizo una sugerencia útil sobre el “diálogo constructivo”. Se espera con entusiasmo que cualquier acuerdo incluya disposiciones generosas de ambas partes para el medio ambiente y la salud pública en la Amazonia.

Por último, el arbitraje le permite a Chevron exigir a Ecuador una indemnización por todo monto que cobren los demandantes. Este sería el último recurso, ya que alinearía los intereses de Ecuador con los de Chevron. Como asiduo @@actor@@ tanto en litigios como en inversiones, Chevron claramente se preocupa por los incentivos estructurales. El principal motivo por el que ha perseguido sin piedad la inhabilitación de Donziger (probablemente inminente) no es por venganza, sino para dar una lección a los abogados corruptos de los demandantes.

De la misma manera, a Chevron le encantaría enviar un mensaje mordaz a países con sistemas legales corruptos. Nada podría justificar mejor su dura odisea jurídica de 25 años que responsabilizar a los países anfitriones de sus propias fraudulentas sentencias contra los inversores extranjeros.

Michael D Goldhaber es corresponsal estadounidense de la Asociación Internacional de Abogados. Es autor del galardonado libro electrónico Crude Awakening: Chevron in Ecuador, disponible en Amazon. Correo electrónico: michael.goldhaber@gmail.com

Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí

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