Colonización y deforestación
Desarrollo de la Industria Petrolera en la Amazonía ecuatoriana (Segunda Parte)
¿Es verdad que la riqueza petrolera ha contribuido al desarrollo socio económico del Ecuador?
Juicio Crudo 27/02/2012
[Nota del editor: En esta serie de tres artículos, Douglas Southgate aborda cuestiones clave en relación al tema de las demandas ecuatorianas por “temerarios daños ambientales” en contra de Chevron, y por extensión, en contra de las multinacionales petroleras. La primera parte de esta serie cuestiona la teoría de que una actitud pasiva del Ecuador en relación a sus propios recursos, condujo a su explotación por las grandes compañías petroleras. La tercera parte se referirá a la percepción equivocada de que el daño ambiental en esta pequeña nación sudamericana es de exclusiva responsabilidad de las empresas extranjeras.]
Desarrollo de la producción de petróleo y gas: Motor económico del Ecuador durante 40 años Dados los beneficios obtenidos por el fisco ecuatoriano de la bonanza de petróleo y gas, no se puede culpar a las ganancias obtenidas por las petroleras extranjeras de la falta de progreso socio económico en los últimos cuarenta años. De hecho, ningún analista respetado sostiene que el Ecuador no ha experimentado tal desarrollo; las críticas más bien se han centrado en el desperdicio y la desacertada asignación de las grandes sumas que las inversiones de las multinacionales produjeron al Ecuador.
¿Quién se quedó con el dinero? En buena medida, la responsabilidad por estos desaciertos radica en las fuerzas armadas del país, las que han recibido gran parte de los petrodólares en el Ecuador. Los gastos militares alcanzaron un promedio del 45% del presupuesto nacional de 1972 al 2000, lo que les permitió adquirir una flota de petroleros, una línea aérea y otras empresas comerciales. [iii] No obstante, la riqueza petrolera también ha sido invertida en servicios sociales y subsidios para el público en general. A pesar del desperdicio, corrupción y las desacertadas asignaciones, el producto interno bruto (PIB) per cápita mejoró en este período.
De igual manera mejoraron los indicadores no económicos de bienestar humano, incluyendo el índice de mortalidad infantil y la esperanza de vida al nacer, gracias a la mejora de los servicios de provisión de agua y salubridad, mayor acceso a medicinas, y aún más importante, una mejor alimentación.
Condiciones en 1967 Cuando se descubrió petróleo en el Oriente, la media del ingreso nacional bruto en el Ecuador ($260) era prácticamente la mitad de la media para América Latina y el Caribe ($478); solo Haití tenía un ingreso per cápita sensiblemente menor.[iv] La posición del país en relación a indicadores no económicos estaba algo mejor; por ejemplo, su tasa de mortalidad infantil (97 muertes de menores por cada mil nacidos vivos) era ligeramente más alta que la media regional pero menor que las tasas de Brasil y Perú y de varios otros países con ingresos superiores.
Aunque la esperanza de vida (57) era dos años inferior a la media de América Latina y el Caribe, era superior a la de El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Perú, naciones que tenían un promedio de mejores ingresos. A finales de la década de los 60, la mejora en los índices de sobrevivencia infantil y una vida más larga aún no tenían un impacto en la tasa total de fecundidad (TTF). De 6.5 nacimientos por mujer, la tasa de fecundidad en el Ecuador era similar a la de varias generaciones. El crecimiento poblacional en 1967 (3.0% por año) era más alta que la de toda la región (2.7%). De hecho, la tasa de expansión en el Ecuador excedía el promedio de otros 14 países en América Latina y el Caribe.
La situación en 1992 Veinte y cinco años después, cuando había concluido la sociedad entre Texaco y Petroecuador, varios indicadores de bienestar humano habían mejorado y las tasas de fertilidad y crecimiento poblacional eran inferiores. El ingreso nominal bruto per cápita constituía efectivamente una porción inferior del promedio regional en 1992, comparado con 1967.
Pero con una reforma a la paridad del poder adquisitivo, dados los bajos precios que los ecuatorianos pagaban por productos alimenticios y muchos otros insumos, el ingreso bruto nacional per cápita en el Ecuador ($3,960) realmente ascendía al 77% de la media para América Latina y el Caribe ($5,156). Las mejoras en los indicadores no económicos eran particularmente llamativas. La tasa de mortalidad infantil se redujo en un 50% entre 1967 y 1992, a 43 muertes de menores por cada mil nacidos vivos. Este progreso se tradujo en un incremento significativo de la expectativa de vida al nacer.
Mientras que en 1967 la esperanza de vida en el Ecuador había sido inferior que, en el resto de América Latina y el Caribe, un bebé ecuatoriano nacido en 1992 podía esperar alcanzar los 70 años, versus el promedio regional de 69 años. Entre 1967 y 1992, la tasa global de fecundidad en el Ecuador se redujo de 6.5 a 3.4 nacimientos por mujer, mientras el promedio regional se redujo de 5.6 a 3.1 nacimientos por mujer.
Un elemento que explica esta pequeña diferencia que se evidencia en 1992, es que el número de habitantes en las zonas rurales del Ecuador (44%) era aún mayor que el promedio para toda la región (28%). De la misma manera, la expansión demográfica anual se había reducido de 3.0% en 1967 a 2.2% veinte y cinco años después, pero aún excedía el ritmo regional.
El Ecuador ahora De ninguna manera se podría sostener que el progreso socioeconómico registrado en el Ecuador a partir de 1967 fue efímero. Todo lo contrario, la transformación positiva registrada, en gran parte financiada por los petrodólares, ha sido evidente aún cuarenta años después. En el 2005 la tasa de mortalidad infantil (20 muertes de menores por cada mil nacidos vivos) era un 10% inferior a la media para los países de América Latina y el Caribe y su expectativa de vida al nacer (75 años) era dos años superior a la de la región. Actualmente un recién nacido puede esperar vivir casi tanto tiempo como un infante en los Estados Unidos (78 años). La tasa global de fecundidad es de 2.6 nacimientos por mujer, ligeramente superior al nivel de sustitución de 2.1 nacimientos.
Entre la disminución de la tasa de fertilidad y el incremento de la emigración, los números poblacionales están incrementando a un ritmo de 1.0%, inferiores al ritmo regional de 1.2%. Como resultado directo del desarrollo petrolero y no a pesar de éste, los ecuatorianos están hoy en día en mejores condiciones que sus padres y abuelos hace 45 años.
[i] Patrick Radden Keefe, “Reversal of Fortune,” The New Yorker, January 9, 2012, pp. 38-49. [ii] Patricia Widener, Oil Injustice: Resisting and Conceding a Pipeline in Ecuador (Lanham: Rowman and Littlefield, 2011). [iii] Allen Gerlach, Indians, Oil, and Politics: A Recent History of Ecuador (Wilmington: Scholarly Resources, 2003), 35. [iv] La información sobre el ingreso nacional bruto (INB) per cápita, la tasa de mortalidad infantil y otros datos socioeconómicos aquí presentados, han sido obtenidos del Banco Mundial, World Development Indicators Online (http://ddp-ext.worldbank.org/ext/DDPQQ), a los que se tuvo acceso a través del Ohio State University Library System, el 18 de agosto de 2009.
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