El Telégrafo 14/09/2018
En cualquier contratación efectuada por el correísmo que se halle bajo investigación los ecuatorianos nos hemos acostumbrado a ver saltar pus de la corrupción. En los diez años del anterior gobierno parecería que un grupo de avezados delincuentes, algunos siempre rotando por puestos claves cercanos a Rafael Correa, se dedicaron con alma, corazón y vida a robarle aproximadamente $ 35 mil millones al país. Monto que según lo determinó la Comisión Nacional Anticorrupción, fue producto de las ilegales comisiones y robos en toda clase de negociación que emprendía el Estado secuestrado por los correístas.
Con base en esto, cuando escuchamos a Alexis Mera, en un video colgado en las redes, plantear a los que se creerían son un grupo de los demandantes de la petrolera Chevron el “Qué hacer y cómo podemos ayudarlos”, queda expuesto un interés -rebelado en las contrataciones por la campaña La mano sucia de Chevron- no tanto de entregar sus oficios a favor de la causa de los afectados de la petrolera, sino de justificar el posterior egreso de millones de dólares y encontrar mayor protagonismo para su jefe en medio de una contienda entre una transnacional capitalista contra un grupo de indígenas. Litigio apropiado para meter las narices y las uñas cualquier revolucionario que se precie de serlo.
Estructurada la campaña entre los de las manos sucias, la estrategia del correísmo contra la imagen de Chevron conllevó un gasto aproximado de $ 80 millones. De ese monto se concluye que casi su totalidad fue a parar a contratos falsos, chuecos, inflados e injustificables. Como aquel de la página web de 100 mil dólares o el millonario tour de varios artistas internacionales a nuestra amazonía. Con todos estos antecedentes, capaz que si los hermanos Alvarado, Patiño y Mera hubiesen organizado con plata del Estado la estadía del Papa en 2015, de los $ 6 millones que desembolsó la curia por el paso del pontífice en nuestro país, hubiésemos terminado pagando 20 veces más ese monto. Así multiplicaban. Así se robaron lo que más pudieron.
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