Juicio Crudo 23/05/2013
Nicolas Zambrano
La sentencia de la Corte Provincial de Sucumbíos, Ecuador, contra Chevron es producto de fraude, colusión con autoridades corruptas, chantaje y otras conductas ilícitas de los abogados demandantes. La corrupción está ampliamente comprobada, pero ha sido simplemente ignorada por las cortes ecuatorianas de primera y segunda instancia.
En efecto, la sentencia emitida por el juez Nicolás Zambrano, además de ser escrita en secreto por los abogados demandantes y otros, se fundamenta ilegítimamente en evidencia fraguada y sin fundamento científico. Se basa ilegalmente en la aplicación retroactiva de la ley. Ignora la liberación de responsabilidades otorgada a Texaco Petroleum Company (TexPet) por el gobierno ecuatoriano luego de la remediación realizada en los años 90 en un número de sitios proporcional a su participación accionaria. Además, concede indemnizaciones punitivas y otros daños nunca pedidos en el reclamo de los demandantes y no autorizados por la ley ecuatoriana. Tampoco reconoce que cualquier impacto que hubiere actualmente en la región corresponde a Petroecuador, único operador durante más de dos décadas, y al propietario de dicha empresa que es el Estado ecuatoriano.
La sentencia del Ecuador es ilegítima y el producto de soborno y fraude. La compañía no considera que la sentencia del Ecuador sea ejecutable ante cualquier corte que respete el Estado de Derecho. Si los abogados de los demandantes estuviesen convencidos de la integridad de su sentencia, buscarían su ejecución en los Estados Unidos en donde Chevron tiene su sede central. Sin embargo, en los Estados Unidos los abogados de los demandantes se verían enfrentados al hecho de que siete cortes federales han llegado a la conclusión de que el juicio en el Ecuador está viciado por el fraude perpetrado por los abogados de los demandantes.
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