Juicio Crudo 15/02/2016
El 14 de febrero de 2011, Steven Donziger hizo que una corte ecuatoriana emitiera una sentencia de $19 mil millones de dólares en contra Chevron.
Cinco años más tarde, sus esfuerzos han sido poco recompensados.
Alguna vez considerada como la victoria de David contra Goliat de un grupo de abogados demandantes estadounidenses y ecuatorianos, la increíble victoria legal de Donziger ha sido expuesta nada más que como un fraude perpetrado en colusión con el gobierno de Ecuador.
Lejos de ser un caso de justicia ambiental, el caso sin fundamentos de Donziger ha sido desacreditado en algunos de los más respetados foros jurídicos del mundo: se descubrió que sus bases científicas habían sido fabricadas, los testimonios de expertos fueron comprados y la propia sentencia fue escrita clandestinamente por Donziger y su equipo. Gran parte de la conducta no ética fue captada en tomas no utilizadas de un documental que Donziger dispuso que se produjera.
Conforme Chevron descubrió el patrón de fraude y colusión del que ya sospechaba con anterioridad, y se defendió de los intentos de cobrar el monto de la sentencia en otras jurisdicciones, montos importantes del caso, así como el mecanismo de Donziger para beneficiarse de él, se derrumbaron.
Corte de los EE. UU. halla un "fraude enorme"
En marzo de 2014, el juez de la Corte de Distrito, Lewis Kaplan, dictó un fallo de 500 páginas, que concluía que la sentencia ecuatoriana se basó en fraude y haciéndola inejecutable en los EE.UU.
La corte dictaminó que Donziger y su equipo violaron la Ley Federal Contra la Extorsión y Organizaciones Corruptas (RICO, por sus siglas en inglés), cometiendo actos de extorsión, lavado de dinero, fraude en trasferencia electrónica, violaciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, manipulación de testigos y obstrucción de la justicia, para obtener la sentencia ecuatoriana y como parte de una operación de encubrimiento. El juez Lewis Kaplan escribió: “Las acciones indebidas llevadas a cabo por Donziger y su equipo legal ecuatoriano resultarían ofensivas para las leyes de cualquier país que aspire al Estado de Derecho, incluso para Ecuador –y ellos lo sabían.”
El problema central con el caso de Donziger es que la evidencia científica no respalda sus reclamaciones. La subsidiaria de Texaco, que operó en Ecuador hasta 1992, limpió sus operaciones cuando dejó el país y recibió un acuerdo de liberación de responsabilidad del gobierno de Ecuador al hacerlo. Cualquier impacto ambiental restante en la región, es responsabilidad de la empresa estatal Petroecuador, que tiene un terrible historial medioambiental y de seguridad.
Falsificando la evidencia
Al no tener la evidencia que necesitaban, Donziger y su equipo resolvieron fabricarla. Hasta ahora han habido varios casos documentados en los que se demuestra que Donziger y su equipo engañaron a sus expertos en medioambiente y utilizaron ilícitamente su trabajo. Los mismos expertos de Donziger, Dave Russell y el Dr. Charles Calmbacher, señalaron reiteradamente que los resultados de las pruebas no sustentaban las denuncias de Donziger de contaminación ambiental. En una declaración jurada, Russell declaró que él tenía "conocimiento personal de que Donziger y los representantes de los demandantes" estaban "mintiendo acerca de las condiciones ambientales” en Ecuador.
En 2005, Donziger y su equipo presentaron informes a nombre del Dr. Calmbacher diciendo que él había llegado a la conclusión de que dos de los sitios remediados por Texaco, estaban contaminados y eran necesarios millones de dólares adicionales para su limpieza. Cuando fue citado por Chevron, el Dr. Calmbacher declaró bajo juramento que el informe que llevaba su firma no era su trabajo, declarando: "Yo no llegue a esas conclusiones y no escribí este informe".
Donziger y su equipo también chantajearon al juez que presidió el juicio para asegurar que la corte ordenara que se llevaran a cabo inspecciones en el sitio, no por un experto ambiental verdaderamente independiente, sino por alguien que trabajaba en secreto para Donziger. Donziger y su equipo pagaron al experto designado por la corte, Richard Cabrera, mediante una cuenta bancaria secreta y escribieron clandestinamente a su nombre todo el informe de los daños. Como era de esperar, el informe llegó a la conclusión de que Chevron era responsable por $27 mil millones en daños.
"Todos nosotros, tus abogados, podríamos ir a la cárcel"
Al salir a la luz el fraude de Cabrera, el exabogado asociado de Donziger y financista de litigios, Joseph Kohn, dijo a los demandantes ecuatorianos que estaba "consternado por las recientes revelaciones sobre los posiblemente inapropiados y no éticos, si no ilegales, contactos con el experto nombrado por la corte". Incluso, uno de los abogados ecuatorianos de Donziger admitió en un correo electrónico que si las pruebas de colusión y fraude fueran expuestas, "todos nosotros, sus abogados, podríamos ir a la cárcel".
La sentencia ecuatoriana final contra Chevron no fue escrita por el juez que presidía el caso, Nicolas Zambrano, conforme dos eminentes lingüistas forenses (ver aquí, aquí y aquí), demostraron durante el juicio RICO. En lugar de ello, fue escrita por Donziger y su equipo, a cambio de un soborno de $500.000. El exjuez ecuatoriano, Alberto Guerra, quien presidió el caso cuando se presentó por vez primera en 2003, denunció y reconoció que había sido pagado por Donziger y su equipo, y por Zambrano, para escribir ilegalmente órdenes judiciales emitidas por Zambrano que eran favorables a Donziger. La declaración de Guerra fue corroborada por registros de computadoras, bancos y envíos, así como por los propios correos electrónicos de los abogados de los demandantes, y fue plasmada en el dictamen de 500 páginas del Juez Kaplan.
Desde que el grado del fraude fue revelado, más de una docena de personas cercanas y aliados han abandonado a Donziger y a sus asociados, incluyendo a su antiguo abogado asociado, consultores ambientales, financistas, inversionistas, empleados y colaboradores ecuatorianos.
Mucho ha sucedido desde que el juez Zambrano emitió la corrupta sentencia escrita por Donziger y su equipo en contra de Chevron. Sin embargo, una constante importante permanece: Chevron continuará exponiendo la verdad sobre el fraude ecuatoriano y defendiendo a la compañía, a sus empleados y a sus accionistas.
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