Frontpage 09/07/2018
Foto: Frontpage
Un grupo de activistas de extrema izquierda llamado Amazon Watch ha ayudado a anular una honesta reseña de una obra, que muestra cómo ambientalistas radicales ejercieron una difamación feroz contra la petrolera Chevron, según uno de los autores de la obra.
La obra, llamada El premio de los $18 mil millones, fue escrita por Phelim McAleer y Jonathan Leaf. Este ejemplo de "teatro documental" relata aspectos de la famosa batalla de la compañía contra ambientalistas radicales sobre la supuesta contaminación en la región amazónica de Ecuador. Se basa en los testimonios verdaderos de un juicio por corrupción de seis semanas de duración centrado en las actividades de un abogado-gánster conocido como Steven Donziger. En ese juicio, la corte dictaminó que una sentencia de 18 mil millones de dólares obtenida en contra de Chevron, se basó en soborno y extorsión de jueces en Ecuador.
Esta no fue la primera incursión de McAleer en teatro documental. Su trabajo en el escenario del año pasado, Ferguson, que trata acerca del asesinato a tiros del adolescente negro Michael Brown en agosto de 2014 cuando intentó disparar al agente de policía blanco Darren Wilson con su propia pistola en Ferguson, Missouri, fue realizado en la Ciudad de Nueva York. Una versión anterior se realizó en 2015 en California.
Ferguson puede haber sido una obra de teatro, pero no fue ficción. El guión fue ensamblado a partir del testimonio del gran jurado de la investigación de la muerte de Brown. Wilson fue finalmente exonerado, pero no hasta que su nombre fuera ennegrecido por el entonces Fiscal General, Eric Holder, y sus secuaces y principales medios de comunicación que mintieron sobre los hechos del caso en casi todas las ocasiones. Las mentiras viven en el meme "Arriba las manos, no dispare", que se basa en una mentira, ahora comprobada, en el sentido de que a Brown se le disparó sin provocación. El meme también ayudó al violento culto racista, Black Lives Matter, más allá de las mayores expectativas de sus organizadores.
La decisión de anular la reseña favorable de El premio de los $18 mil millones "fue una respuesta a una campaña organizada en oposición a la obra por parte de un grupo ambiental conectado al abogado de izquierda [i.e. Donziger] a quien las cortes federales de Estados Unidos (de distrito, de apelación y suprema) han atribuido la conspiración criminal en contra de Chevron", dijo Leaf a FrontPage Magazine en un comunicado enviado por correo electrónico.
Para conseguir su objetivo, Amazon Watch "telefoneó a editores, impidió al menos una reseña de la obra y hostigó a los patrocinadores", dijo Leaf. Paul Paz y Mino, de Amazon Watch, incluso declaró falsamente en Twitter que la obra fue financiada por Chevron y llamó a un exabogado de Chevron "criminal", añadió Leaf.
Amazon Watch ha sido financiado generosamente a lo largo de los años por el aparato izquierdista, incluyendo a la Fundación Tides, a la Fundación Charles Stewart Mott, a la Fundación John D. y a la Fundación Catherine T. MacArthur, a Rainforest Action Network y al Wallace Global Fund II.
Un rápido resumen del juicioen el que se basa la obra está disponible bajo solicitud.
La participación de Chevron en la explotación petrolera en Ecuador comenzó en 1972 cuando una empresa predecesora, Texaco Petroleum, comenzó las operaciones de perforación. Texaco cedió la gestión del proyecto a la compañía estatal Petroecuador en 1993. Antes de cerrar sus operaciones, Texaco gastó 40 millones de dólares en reparar cualquier daño ambiental que se hubiera producido. Las auditorías determinaron que la remediación fue hecha de manera responsable, pero dos décadas más tarde, los abogados ambientales con sede en los EE. UU. demandaron a la adinerada Chevron, esperando obtener mucho dinero y dañar a sus enemigos de la industria energética de los Estados Unidos.
Los villanos de la izquierda ganaron, pero la victoria fue de corta duración.
En 2011, una corte de Ecuador dictaminó que Chevron era responsable por $18 mil millones en daños por contaminación causada presuntamente hace décadas por la producción petrolera. La sentencia fue posteriormente reducida a $9.500 millones. En 2014, la Corte para el Distrito Sur de Nueva York, dictaminó que la sentencia contra Chevron fue producto de fraude y crimen organizado, y que erainejecutable.
La corte de los EE. UU. consideró que Donziger se vio envuelto en violaciones a las leyes contra crimen organizado de EE. UU., cometió extorsión, lavado de dinero, fraude electrónico, violaciones a la Ley Contra Prácticas Corruptas Extranjeras, manipulación de testigos y obstrucción de justicia en la obtención de la sentencia ecuatoriana y al intentar encubrir sus crímenes y los de sus asociados.
La corte de los EE. UU. prohibió a Donziger y a sus asociados ejecutar la sentencia ecuatoriana en Estados Unidos y, además, les prohibió lucrar de sus actos ilegales. En 2016, la Corte de Apelaciones para el segundo Circuito confirmó por unanimidad el fallo de una corte de primera instancia, que afirmó que Donziger y su equipo participaron en un "desfile de acciones corruptas…incluyendo coerción, fraude y soborno".
Por supuesto, no debe sorprender a nadie que el Área de la Bahía de California es un caldo de cultivo para el extremismo ambientalista y para la hostilidad hacia la libertad de expresión que no se encuadre dentro de la bandas estrechas de la auto-contemplación izquierdista, pero a veces el fascismo bonito de lo políticamente correcto de los cuadros de la izquierda todavía se las arregla para levantar algunas cejas. La supresión de la reseña favorable de El premio de los $18 mil millones, viene en momentos en que la izquierda fracasa en sus esfuerzos desesperados para pillar al administrador amante de la verdad de la EPA, Scott Pruitt, por cualquier tipo de mala conducta, sin importar lo trivial que sea, a fin de desacreditarlo y retirarlo de su cargo.
En este caso, el rechazo de una reseña en el sitio web Theatrius que fue escrita por Daniel J. Kennard, un estudiante de pedagogía en la Universidad de California, Berkeley, constituye otro caso de estudio sobre cómo la política izquierdista envenena y corrompe todo lo que toca.
Después de que el Círculo de Críticos de San Francisco envió un correo electrónico a quienes realizan las reseñas a fin de limitar la libre expresión, afirmando que la obra estaba llena de prejuicios contra el movimiento ambientalista, Kennard estaba intrigado.
Una obra que expusiera todos estos actos indebidos sórdidos parecía divertida, así que Kennard decidió hacer su reseña, escribió en National Review. Se alegro de haber ido a verla.
La obra me pareció muy entretenida y alentadora, y estaba entusiasmado por conocer al reparto y al equipo en la recepción. Fue allí que conocí por primera vez a Phelim McAleer. Lo felicité y le dije que estaba realizando una reseña de la obra para Theatrius y que había recibido un correo que me advertía del contenido de su obra. McAleer no se sorprendió y me dijo que el grupo que había redactado el correo electrónico era la ONG ambientalista Amazon Watch (cuyos miembros habían asistido a la presentación de la noche anterior para perjudicarla). Deseoso de tratar a la obra de una manera justa, que yo sospechaba no podría conseguir en otro lugar, le dije al dramaturgo que sacaría la reseña tan pronto como pudiera. Y en ese momento no sabía en lo que me metía.
Al radical Barry Horwitz de 60 años de edad, un profesor de inglés jubilado de UC Berkeley y fundador de Theatrius, no le gustó la reseña de Kennard de la obra que retrató a Chevron como una víctima.
Kennard explicó:
Durante varios días intercambié correos electrónicos con Horwitz, intentando llegar a un acuerdo en el proyecto de mi reseña. Sus correos electrónicos eran angustiados y prolongados. Le preocupaba el hecho de que yo no había sido lo suficientemente crítico del uso selectivo de McAleer de las transcripciones literales del caso judicial. Algunas de sus preocupaciones eran francamente conspirativas — sospechaba que la obra había sido patrocinada en secreto por corporaciones, a pesar de su transparente sistema de crowdfunding (hasta ahora, la obra ni siquiera ha alcanzado la mitad de su meta de recaudación de fondos mediante el crowdfunding).
En mi última conversación con Horwitz, él parecía angustiado. Él estaba dividido entre la defensa de los principios editoriales de Theatrius y marginar una obra que a él realmente le parecía que “contribuía a causas malignas”. Me dijo que esta era la cosa más difícil que había tenido que tratar en Theatrius y que le hacía perder el sueño. Le dije que se relajara (él estaba de vacaciones en París) y que estaba seguro de que podríamos llegar a un acuerdo.
Al final, Horwitz se negó a publicar la reseña de Kennard porque, bajo sus palabras, "sería peligroso" dar atención a una obra de este tipo.
En su lugar, Theatrius publicó una dudosa reseña escrita por alguien más que fue a la obra, afirmando que la audiencia parecía "con tendencias definidas" o que podría haber estado compuesta de individuos enviados por Chevron.
Los izquierdistas parecen estar más cómodos en un mundo de fantasías en vez que en realidades.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí
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