El País 29/01/2018
Ecuador siempre se ha considerado a sí mismo como un lugar solo de paso para el narcotráfico. En teoría, no hay ni bandas ni producción ni ataques. Hasta anoche. Un coche bomba colocado frente al cuartel de la policía de San Lorenzo, al norte del país, explotó dejando al menos 28 heridos. No hubo muertos ni afectados de gravedad. Pero el estallido provocó cortes y lesiones a 24 civiles y cuatro policías, destrozó el 95% del edificio policial y causó daños en casi 40 viviendas contiguas. "Rechazamos categóricamente este acto terrorista que ocurre por primera vez en Ecuador", declaró el presidente, Lenín Moreno, mientras el ministro de Interior, César Navas, se desplazaba a la frontera con Colombia con un refuerzo de efectivos.
El atentado terrorista se atribuye a "bandas de narcotraficantes que han sido golpeadas por las fuerzas de seguridad del Estado ecuatoriano", aseguró el mandatario. El ministro de Interior y el fiscal general, Carlos Baca Mancheno, sostuvieron la misma tesis y anunciaron que habrá una investigación contundente para que los responsables sean identificados y detenidos. "No vamos a permitir que nos amedrenten", zanjó Moreno en respuesta a lo que se considera una represalia contra la policía ecuatoriana. Entre tanto, se ha declarado el estado de excepción en San Lorenzo y Eloy Alfaro, dos cantones (localidades) de Esmeraldas que lindan con la frontera colombiana, para "fortalecer la seguridad de los ciudadanos" y ofrecerles una atención integral a través de las entidades de riesgo, salud, vivienda e inclusión social.
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