El antiguo némesis de Chevron llega al fin del camino

El osado abogado que ataca a la gran corporación no siempre está del lado de los buenos.

Bloomberg - Joe Nocera 16/07/2018

He just keeps going. Photo: Bloomberg

Es muy fácil odiar a las corporaciones. Son grandes, son impersonales y actúan mediante reglas orientadas a obtener lucros que a veces pueden parecer crueles. Cuando las corporaciones son acusadas de realizar actos indebidos por una comunidad liderada por un osado abogado de los demandantes, hay una tendencia natural a creerle al abogado en vez de a la corporación.

Chevron Corp., que ocupa el puesto 13 en la lista de Fortune 500 y tuvo ganancias del orden de $128 mil millones en el 2017, tiene el lastre adicional de ser una compañía petrolera. Hay quienes, como el influyente activista ambiental Bill McKibben, creen que lo que hacen las compañías petroleras es intrínsecamente malo: La extracción de combustibles fósiles de la tierra es una actividad que solo puede acelerar el cambio climático. Pero incluso aquellos en la izquierda que no son de línea dura como McKibben, tienden a considerar a las compañías petroleras más como entidades que causan derrames de petróleo y financian a comités de expertos de derecha que como productores de combustible que mantienen a la economía mundial en movimiento.

Así, cuando el abogado estadounidense Steven Donziger se embarcó en lo que se convirtió en una cruzada de 25 años para obligar a Chevron a pagar miles de millones para limpiar una franja contaminada de la selva ecuatoriana, fue idolatrado por ambientalistas y medios de comunicación. La contaminación, dijeron los campesinos locales y los miembros de tribus indígenas, fue causada por Texaco, que había perforado en la región en la década de los 90s; Chevron asumió sus responsabilidades legales cuando adquirió Texaco en 2001.

No importa que Texaco haya pagado 40 millones de dólares para la limpieza años antes, o que haya firmado un acuerdo con el gobierno ecuatoriano que exime a la compañía de responsabilidad ulterior. La limpieza debía ser insuficiente; el acuerdo debía ser corrupto. Los indígenas se llamaron a sí mismos "Los Afectados". ¿Qué más necesita saber usted?

Vanity Fair entró al show con un deslumbrante artículo en 2007 sobre el trabajo que Donziger y sus aliados estaban haciendo para obligar a Chevron a "responder por las condiciones … del lugar que dijeron los ambientalistas, era uno de los  sitios industriales más contaminados del mundo". Surgieron los típicos artículos de “David contra Goliat” en publicaciones como Mother Jones y The Nation . En 2013, en un momento en que Donziger estaba acusado de mala conducta, The New York Times realizó varias entrevistas solidarias, y lo describió como un "héroe para muchos ecologistas".

Lo que genera esta recapitulación es la noticia de esta semana de que una corte de apelaciones de Nueva York suspendió la licencia para ejercer como abogado de Donziger "hasta nuevo aviso". Es casi seguro que es el fin del camino de la aventura de Donziger para arrebatar dinero a Chevron. Pero también ofrece una prueba de que uno no debe necesariamente asumir que las corporaciones están del lado del mal.  A veces la “maligna” corporación está del lado del bien, y el osado abogado de los demandantes está del lado del mal.

Como ustedes recordarán, en 2011, después de años de disputas legales, un juez ecuatoriano ordenó a Chevron a pagar a los demandantes $18 mil millones. Aunque la cantidad se redujo a $9.500 millones en apelación, siguió siendo una cantidad extraordinaria. Debido a que Chevron no tenía activos en Ecuador, la única manera en que Donziger podría conseguir el dinero fue demandando en otras jurisdicciones, comenzando por los EE. UU.

Mientras tanto, Chevron decidió luchar con todo lo que tenía. Forzó la liberación de tomas de un documental que mostró a un perito diciendo a Donziger que la contaminación no fue tan grave como se había afirmado, y Donziger, cínicamente, sugirió que las cortes ecuatorianas podían ser manipuladas. ("Creemos que toman decisiones con base en a quién temen más, no en lo que dicta la ley", dijo Donziger en la película).

Eso condujo a nuevas revelaciones, y a una demanda por extorsión presentada por Chevron contra Donziger. Después de un largo juicio, el Juez de Distrito Lewis Kaplan emitió un fallo devastador de 485 páginas en 2014.

En una decisión posterior resumiendo su conclusión acerca del comportamiento de Donziger, Kaplan escribió que Donziger había ganado el caso en Ecuador:

Presentando evidencia fraudulenta ante una cortes ecuatorianas; coaccionando a jueces ecuatorianos; escribiendo ilegalmente la totalidad o la mayor parte de la supuesta decisión de la corte ecuatoriana; y luego obteniendo la firma de un juez ecuatoriano en la sentencia por $19 mil millones en contra de Chevron redactada por los co-conspiradores, en parte mediante la promesa de un soborno de $500 mil.

En un correo electrónico que me escribió una vez, Donziger se quejó de que él era "la víctima de lo que es probablemente la más bien financiada campaña de represalias corporativas en la historia de los Estados Unidos". ¿Y saben qué? Probablemente tenga razón. Chevron emplea un ejército de abogados de la firma Gibson, Dunn & Crutcher. Envió investigadores privados a Ecuador. Obligó a los peritos de Donziger a retractarse de su propio informe. Y el bufete de abogados Squire Patton Boggs de hecho pidió disculpas a Chevron, y pagó $15 millones como compensación por su papel en la defensa de Donziger.

Pero Donziger no puede culpar a nadie más que a sí mismo. No dudo que Donziger haya tenido motivos honorables cuando comenzó el caso. Pero cuando se dio cuenta de que Chevron no se iba a doblegar — y, quizás, de que su caso no era tan grande o tan irrefutable como había pensado originalmente — perdió su brújula moral. Chevron hizo que pagara por eso.

“Incluso si Donziger y sus clientes tuvieran una causa justa”, dijo Kaplan en 2014, “no tenían el derecho a corromper el proceso para lograr su meta”.

Es innecesario decir que el fallo de Kaplan implica que Chevron nunca tendrán que utilizar sus activos estadounidenses a pagar los $9.500 millones de la sentencia , que fue confirmada por la Corte Constitucional de Ecuador el miércoles. El pasado mes de noviembre, una corte de apelaciones de Brasil dijo que Chevron no era responsable de la contaminación, y que sus activos brasileños no podían ser utilizados para pagar la indemnización de la sentencia. Lo mismo sucedió hace dos meses en Canadá. Y así sucesivamente.

Aunque Donziger prometió continuar presionando, la suspensión de su licencia para ejercer como abogado bien podría ser el final de esta saga. Después de 25 años, la única moraleja de esta historia es que sin importar que las corporaciones sean malignas o no, si uno va contra ellas, es mejor ir equipado. Y es mejor que uno se apegue a las reglas.

Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí
 

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