La Opinión Colombia 31/12/2019
Protesta por el alza en los precios del combustible.
El paro en Ecuador fue protagonizado por gremios de trabajadores, de transportistas, movimientos estudiantiles y, por supuesto, el movimiento indígena, quienes mostraron un enfático y no negociable rechazo hacia las medidas económicas tomadas por el gobierno ecuatoriano con la finalidad de sostener las finanzas públicas, en detrimento de impactar el costo de vida de las familias ecuatorianas.
El primero de octubre de este año, el presidente, Lenín Moreno Garcés, anunció una serie de medidas económicas de carácter urgente, entre las que se encontraba la eliminación del subsidio a la gasolina. Esta decisión generó un descontento generalizado en sectores clave de la población ecuatoriana.
Transportistas cerraron las principales vías interprovinciales e interregionales y el movimiento indígena convocó a manifestaciones masivas a lo largo y ancho del país. A este llamado se sumaron activistas de distintos frentes y con distintos objetivos, que convergían en la creencia de que las medidas económicas debían ser derogadas lo antes posible, y que era necesaria una reforma a nivel institucional para alcanzar la justicia social.
Las manifestaciones se disiparon con la derogatoria del decreto 883 la noche del 13 de octubre. El Paro Nacional dejó como resultado cinco muertos, según cifras oficiales, 1.192 detenidos, donde un 72 por ciento son jóvenes de entre 15 y 29 años, y más de 1.600 millones de dólares en pérdidas, siendo los comerciantes de todos los niveles quienes percibieron con más fuerza las repercusiones de lo sucedido.
Las motivaciones para participar en las protestas son muchas y muy variadas: los jóvenes, el grupo etario con más participación durante el paro nacional, aprovecharon la intensa situación política nacional para expresar su descontento con los políticos que históricamente nos han gobernado, y contra el mal manejo económico de este y el último gobierno, que ha generado que miles de jóvenes no logren acceder al sistema de educación superior ni obtener un empleo formal por largos periodos de tiempo. Sus planes de vida fueron destrozados, desarrollando un profundo resentimiento contra la clase política y los hacedores de política económica.
Por otro lado, la cara más visible de las manifestaciones: el movimiento indígena, una agrupación cívica formada por representantes de los distintos pueblos y nacionalidades que sostienen la calidad multiétnica y pluricultural de nuestro país.
Esta agrupación expresa un sentimiento de alienación permanente y, particularmente en este escenario, un rechazo absoluto a las medidas económicas. Los líderes del movimiento expresaron con firmeza que el paro no se detendría hasta que el decreto 883 fuese derogado, y así fue.
Sin embargo, esta agrupación cívica se encuentra en permanente militancia desde su activación a causa de las manifestaciones, permitiendo perfilar a sus principales líderes, Jaime Vargas y Leonidas Iza, como potenciales participantes en las contiendas electorales de 2021.
El gobierno ecuatoriano había tomado una de las decisiones más complicadas en la historia económica de nuestro país: la eliminación de los subsidios a los combustibles.
Complicada por su alto nivel de riesgo político, el cual vemos materializado hoy en día por la inestabilidad social y política por la que hemos venido atravesando en los últimos meses. Complicada porque es una medida de alto impacto que requería ser ejecutada de golpe para ver los primeros resultados antes del final de este año. Justificada por la falta de capacidad de hacer política monetaria a causa de la dolarización, y que gracias a los resultados beneficiosos que ha traído para nuestra nación, han decidido no tocarla.
Sin embargo, el gobierno se equivocó en su estrategia: no informó de forma apropiada y pertinente a la ciudadanía sobre las medidas. Permitió que se posicione el miedo, la histeria colectiva y las noticias falsas. De hecho, es justamente esto último sobre lo que realmente recae la inestabilidad de precios de las últimas semanas: especulación causada por los propios ciudadanos, escasez por el bloqueo de vías que impide el abastecimiento de productos y genera que se dispare la canasta básica.
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