El Espectador 30/03/2016
En las manifestaciones de protesta en Brasil contra Lula y Dilma, se oía: “ le pasó a Maduro (por las legislativas) a Cristina (por el triunfo de Macri), a Evo (por la derrota en el referéndum para la reelección continua) y ahora le toca a Dilma”.
Se olvidaron de Correa. ¿Tan efectivo es el aparato de propaganda del correísmo, que lo borra la lista de iluminados presidentes progresistas hoy en bancarrota y en retirada?
Pero Correa sabe que está en la lista , y por eso está nervioso. No es nada tonto. Le falta dinero para repartir en la interna , y ve cómo se desmoronan sus socios de afuera y cómo se empantanan la Unasur, el Alba y la Celac, otrora tan ágiles y dispuestas para ir en auxilio de los socios del club.
La Secretaría Nacional de Comunicación (Secom), ese “Inmenso Hermano” que todo lo ve y todo lo oye y que corrige y censura, no da abasto. Cada vez interviene e interrumpe más programas de tv o de radio y aplica suspensiones y sanciones económicas más duras para imponer “la verdad oficial”.
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