La Estrella 07/11/2016
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, desde hace varios meses se ha dedicado a atacar a Panamá. Nos acusa de ser un paraíso fiscal. También se ha dedicado a atacar a los medios de comunicación social que se le oponen en Ecuador. Ahora por haber escupido al cielo le cae la brusca en la cara y no puede silenciar al medio en ese paraíso fiscal que denuncia la corrupción en las entrañas de su gobierno. Resulta que es precisamente a Panamá a donde allegados suyos, entre ellos su vicepresidente, Jorge Glas, han desviado fortunas del patrimonio de todos los ecuatorianos. Aquí han abierto sociedades, esas mismas offshore que sus allegados utilizan luego para esconder riquezas. No lo dice este medio, son decenas de publicaciones que se han hecho en su propio país y en las que se denuncia estos flagrantes hechos de corrupción, especialmente desde Petroecuador, donde Glas ha sido amo y señor. Es irónico, pero promulga Correa que lo humano debe prevalecer sobre el capital y ha sido su consigna desde que llegó al poder, pero parece que su vicepresidente hace prevalecer el capital sobre lo humano. ¿Cómo puede haber tanta diferencia de criterio entre un presidente y un vicepresidente? Esto resulta casi imposible y sorprendente. Y más cuando Correa impulsa a Glas para que corra nuevamente como candidato a vicepresidente. ¿Por qué será?
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