Las Armas de Coronel 22/04/2020
Un manifiesto reciente firmado por 30 ganadores del premio Nobel en relación con la acción legal contra Chevron en Ecuador por contaminación en la Amazonía ecuatoriana entre 1960 y 1990 indica que este caso está todavía inmerso en una gran controversia. El manifiesto se puede leer en este enlace: https://www.courthousenews.com/wp-content/uploads/2020/04/2020-nobel-laureates.pdf
Estos son los principales hechos del caso: Texaco operó en la Amazonía ecuatoriana de 1960 a 1990, como socio minoritario de la empresa petrolera estatal ecuatoriana. En 1990 Texaco dejó el país y la compañía petrolera estatal, Petroecuador, se convirtió en la única propietaria y operadora dentro del área. Cuando Texaco se fue del país, el gobierno ecuatoriano y Petroecuador la liberaron de todas sus obligaciones. Sin embargo, en el cantón de Lago Agrio se planteó una acción legal en nombre de unos 30.000 habitantes de la región contra el nuevo propietario de los activos de Texaco, Chevron. El equipo jurídico de los demandantes ecuatorianos estaba encabezado por el abogado educado en Harvard, Steven Donziger, junto con colegas ecuatorianos y ecologistas. La acción legal se limitó a Chevron porque los demandantes habían llegado a un acuerdo con el gobierno ecuatoriano y Petroecuador para que la República del Ecuador o la empresa estatal ecuatoriana no se incluyeran como demandados.
Dado que soy geólogo de la industria petrolera, en 2010 me interesé en la causa y decidí seguirla en internet e informarme sobre sus detalles. En 2013 escribí mis conclusiones sobre este caso, que terminó con una acusación contra Chevron y su obligación de pagar unos 9.500 millones de dólares “por daños al ambiente”. Mi escrito puede leerse en: http://www.petroleumworld.com/lagniappe13102601.htm
En este escrito declaro que no he recibido ningún pago de ninguna fuente en relación con mis conclusiones. Mi condición de geólogo petrolero con muchos años de servicio en grandes corporaciones petroleras (Shell, PDVSA) podría haberme dado un cierto sesgo a favor de estas compañías. Sin embargo, también he sido un ferviente creyente en las amenazas y los peligros que el uso de combustibles fósiles plantea para el planeta. Durante años he respaldado enérgicamente los esfuerzos realizados para que el planeta cambie a fuentes más limpias de energía. Como geólogo especializado en petróleo sé que las petroleras han hecho mucho daño al medio ambiente en el pasado y también estoy familiarizado con sus numerosos esfuerzos de prevención y remediación de la contaminación petrolera de tierras y agua. En este campo existen historias de horror así como admirables comportamientos.
Durante unos cinco años, entre 2010 y 2015, seguí de cerca el caso, hablé con representantes de ambas partes de la controversia, leí los informes de los expertos y los testigos, vi muchos vídeos, escuché muchas grabaciones realizadas por el equipo de los demandantes y, en esencia, llegué a las siguientes conclusiones:
(1) Texaco causó daños al medio ambiente mientras operaba en la Amazonía. Creo que hicieron un trabajo razonable, posiblemente incompleto, para remediarlos. Sin embargo, la empresa dejó el país completamente libre de compromisos, garantía dada por el gobierno de Ecuador. Petroecuador quedó a cargo de las operaciones a partir de 1990 y, durante esos años, como mostraron las pruebas en el juicio, su actividad generó casi 2.000 derrames de petróleo en la región. Cuando hablé con Karen Hinton, la portavoz de los demandantes en Washington D.C., creo que en 2010, le dije que en mi opinión como geólogo especializado en petróleo (no como mensajero de Chevron, ya que nunca había hablado con ellos), Chevron podría estar dispuesta a negociar con los demandantes, pagando cierta suma para ahorrar tiempo y dinero. Le di un somero cálculo de una posible cantidad en el orden de mil millones de dólares. Obviamente, mi estimación la decepcionó. Poco sabía que el equipo jurídico de los demandantes apuntaba a una cifra mucho más alta: unos 10 mil millones de dólares.
(2) Sobre la base de las pruebas disponibles, creo que Petroecuador es el principal responsable de la mayoría de los daños ambientales presentes en la actualidad en la zona donde antes operaba Texaco, donde Petroecuador se convirtió en operador único a partir de 1990. El hecho de que no se mencionara a Petroecuador como demandada era un indicio de que los demandantes iban en busca de dinero, no buscaban justicia. Por ello Chevron era el objetivo. No era políticamente conveniente incluir a Petroecuador como demandada (se había llegado a un acuerdo al respecto).
(3) Podría convenir que algunos de los demandantes ecuatorianos hayan comenzado su acción con buenas intenciones, pero cayeron en manos de un operador, Steven Donziger, para quien el dinero se convirtió en el principal objetivo. En una grabación se le oye decir que: «el litigio de Chevron “no es un caso legal”, sino una “batalla política que se disputa a través de un caso legal”. “[Lo que] tenemos que hacer es poner en orden la política... [porque] la única manera de lograr el éxito, en mi opinión, es si el país se entusiasma con la idea de obtener esta cantidad de dinero de Texaco...» (consultar: https://law.stanford.edu/wp-content/uploads/2018/05/boutrous.pdf ).
(4) Creo que el juicio de Lago Agrio estuvo viciado de corrupción a nivel de los jueces ecuatorianos, de algunos de los llamados expertos y del equipo legal de los demandantes. Las pruebas en este sentido son realmente abrumadoras; se puede ver el registro completo de las pruebas de corrupción en: https://casetext.com/case/chevron-corp-v-donziger-8
(5) Creo que el gobierno del presidente Rafael Correa presionó e intimidó a los miembros del sistema judicial y acosó a los demandados. Las pruebas disponibles en este sentido también son abrumadoras. Por ejemplo, en 2007 el presidente Correa dijo: «Aquí están los defensores de Chevron-Texaco, estos abogados vende patria, que por un puñado de dólares son capaces de vender sus almas, su patria. También hay gente de Petroecuador que en 1998 firmó un acuerdo declarando que todo estaba remediado, cuando ni siquiera se habían trabajado muchos de esos pozos. Hago un llamado cordial al Fiscal General de la Nación para que haga un informe a la Contraloría General de la República estableciendo responsabilidades penales contra los funcionarios de Petroecuador que firmaron esa sinvergüencería». Es interesante señalar que nunca se hizo un informe porque el Fiscal General no encontró ninguna prueba de lo que el presidente decía.
CHEVRON SE DEFIENDE
Después del fallo de Lago Agrio, Chevron se defendió. En Nueva York, el 4 de marzo de 2014, el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur dictaminó que el fallo ecuatoriano de $9.500 millones de dólares fue producto del fraude y de actividades propias del crimen organizado, encontrándolo inejecutable. La sentencia judicial de casi 500 páginas dictaminó que Steven Donziger y su equipo infringieron la Ley Federal Contra Organizaciones Corruptas e Influenciadas por el Crimen Organizado (RICO, Federal Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act) mediante actos de extorsión, lavado de dinero, fraude electrónico, infracciones a la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, manipulación de testigos y obstrucción de la justicia, al obtener la sentencia ecuatoriana e intentar ocultar sus crímenes. El fallo prohibió a Donziger y sus asociados intentar ejecutar la sentencia ecuatoriana en los Estados Unidos y les prohibió lucrarse con sus actos ilegales. Esta decisión fue ratificada por unanimidad por la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos para el Segundo Circuito el 8 de agosto de 2016. La corte de apelaciones señaló que Donziger y su equipo participaron en un «desfile de prácticas de corrupción... incluyendo coerción, fraude y soborno». En 2018, la Corte Internacional de La Haya también resolvió que la sentencia ecuatoriana de 2011 se había obtenido mediante fraude, soborno y corrupción. La República del Ecuador fue condenada a pagar los costos incurridos por Chevron en el juicio. Cuando las pruebas de fraude se acumularon, dice Chevron (consultar: https://www.chevron.com/stories/2014/q1/u-s-court-declares-ecuador-judgment-against-chevron-corporation-fraudulent-unenforceable ), varios de los antiguos partidarios de Donziger, incluyendo financiadores, inversionistas, expertos científicos y asesores jurídicos abandonaron el proyecto. Diría que esta es una prueba bastante contundente de la mala conducta de Donziger.
EL MANIFIESTO DE LOS 30 GANADORES DEL PREMIO NOBEL
El reciente manifiesto firmado por 30 ganadores del Premio Nobel (consultar: https://www.courthousenews.com/wp-content/uploads/2020/04/2020-nobel-laureates.pdf ) hace una defensa enérgica del abogado Steve Donziger, llamándolo héroe y defensor de la gente de Ecuador, en tanto acusa a Chevron de destruir el medio ambiente. El documento dice, entre otras cosas: «Los abajo firmantes, 30 galardonados con el Premio Nobel, apoyamos a Steven Donziger y a los pueblos indígenas y comunidades locales de Ecuador y su trabajo de décadas en procura de justicia ambiental por la contaminación causada por Chevron. Exigimos un resarcimiento judicial por los ataques legales orquestados por Chevron contra Donziger y por la difamación contra su persona».
Y agregan: «no podemos perder de vista cuán importante es proteger a los defensores del medio ambiente. Desde que se vela por el medio ambiente, sus defensores han enfrentado con frecuencia un gran riesgo personal. En años recientes, han aumentado los ataques multifacéticos contra ellos. Esto incluye agresiones físicas y asesinatos, campañas de difamación, amenazas a la seguridad digital y abuso del sistema judicial por parte de las empresas. Uno de los casos más atroces de acoso judicial y difamación tiene que ver con el ataque legal de Chevron a Steven Donziger y sus colegas ecuatorianos».
Además, sostienen: «La estrategia a largo plazo de Chevron es “demonizar a Donziger”. La petrolera, valuada en más de 200 mil millones de dólares, ya ha gastado unos $2.000 millones de dólares en acciones combatiendo la sentencia ecuatoriana. Antes que el valor de la sentencia, el punto para Chevron es intimidar y aplastar a quienes buscan justicia y compensación por la degradación de sus tierras ancestrales».
El documento también procura reclutar a todos los ambientalistas para la defensa de Donziger y la acusación de Chevron. Dice: «La estrategia de Chevron es la muerte lenta a través de la manipulación de un sistema legal que ha logrado doblegar a su favor. Su objetivo es intimidar y quitarle poder a las víctimas de su contaminación y a un abogado que ha trabajado durante décadas en su nombre. Mientras Greta Thunberg y los millones de personas en el mundo que protestan con ella crean conciencia sobre el estado del planeta y reclaman su derecho a vivir en un lugar con un futuro ambientalmente sano, también debemos apoyar y hablar en nombre de los que lideran en el frente de batalla».
Los dos mensajes principales que estos ganadores del Premio Nobel desean transmitir son, primero, que Steven Donziger es un héroe, un defensor de los desvalidos y, en segundo lugar, que Chevron es el principal culpable de la degradación ambiental en la Amazonía ecuatoriana. De estos mensajes se desprende con claridad que los autores del manifiesto no han hecho su tarea y no han leído las conclusiones básicas del caso de Lago Agrio ni las pruebas abrumadoras de corrupción e interferencia política que caracterizaron el enjuiciamiento de Lago Agrio contra Chevron. Si hubieran leído la información disponible, habrían dudado en firmar el manifiesto. Ciertamente, Donziger se involucró en acciones fraudulentas y Petroecuador, mucho más que Texaco/Chevron, es el verdadero villano en esta historia.
Hay algo más que preocupa en este manifiesto. Al convocar a todos los ecologistas a la defensa de Donziger y a la acusación contra Chevron, los firmantes ejercen una sutil forma de extorsión sobre todos los que apoyamos la causa del medio ambiente. Yo, por mi parte, defiendo el medio ambiente, creo en el cambio climático y en la necesidad de eliminar el uso de combustibles fósiles lo antes posible. Pero sabiendo lo que sé sobre el caso Chevron-Ecuador, no puedo estar de acuerdo con lo que me piden que haga. La preservación de nuestro medio ambiente es una de las más nobles aspiraciones humanas. Creo que se debe respetar toda forma de vida, que la especie es más importante que el individuo, que el destino del planeta trasciende las fronteras nacionales y las ideologías políticas. Como tal, creo con firmeza que el ambientalismo nunca debe contaminarse con políticas partidistas o el astigmatismo ideológico.
Por eso, con todo respeto, no estoy de acuerdo con este manifiesto. Me temo que muchos responderán positivamente a este llamado porque tienen una simpatía instintiva por quien parece ser el más débil y porque no están al tanto de los detalles del caso que yo si me tomé el tiempo de estudiar.
Por: Gustavo Coronel, Geólogo petrolero
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