El País 09/05/2016
Foto: El País
Desde su llegada al poder en 2007 Rafael Correa se ha caracterizado por su corte autoritario. Mucho se ha escrito sobre sus ataques a la prensa, la corrupción, y más recientemente, el mal manejo de la economía. Pero no fue sino hasta el pasado 14 de Abril, cuando un terremoto de magnitud 7.8 afectó a gran parte del país, que mucha gente comenzó a entender que, en momentos de crisis, los problemas políticos y económicos tienen efectos directos sobre la vida de las personas.
Luego del terremoto, muchos medios de comunicación, atados de manos y por miedo a sanciones, tardaron más de 24 horas en comenzar a informar y reportar sobre lo que estaba pasando. Ello por que la ley de comunicaciones prohíbe y amenaza con severas sanciones a quienes publiquen información que pudiese alterar el orden público. A consecuencia de esto, tanto dentro como fuera de Ecuador, la gente tuvo que vivir horas de total incertidumbre sin poder conocer la verdadera magnitud del sismo.
Ante la falta de información y la tardía respuesta del gobierno, la sociedad civil comenzó a organizar diferentes canales de ayuda a través de las redes sociales, una de las más claras expresiones de la actitud solidaria del pueblo ecuatoriano. La respuesta del gobierno, lejos de apoyar estas expresiones solidarias y estos esfuerzos, no hizo más que amedrentar, amenazar y coartar a muchos que intentaban ayudar. Alcanza con escuchar las amenazas del propio Rafael Correa de enviar a prisión a quién se quejase.
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