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Un viaje a la misteriosa Cueva de los Tayos visitada por Neil Amstrong

La Cueva de los Tayos recibe su nombre por una pequeña ave nocturna llamada Tayo, la que vive en las profundidades de las selvas de América del Sur.

El Oriente - Redacción 19/05/2024

Nuestro viaje inició en Quito y debíamos recorrer unos 460 kilómetros aproximadamente por buenas carreteras, unas muy malas, ríos y chaquiñanes. Al fin íbamos a conocer la Cueva de los Tayos, la atracción más fascinante y enigmática de nuestro querido Ecuador.

Estamos navegando a través del río Namangoza en dirección a la comunidad de Coangos, que queda al otro lado de la cordillera.  De aquí son aproximadamente unas cuatro o cinco horas de caminata, dependiendo del nivel físico que estemos.

Para ciertos entendidos tiene más de 200 millones de años en antigüedad y se encuentra ubicada en medio de la selva tropical en la provincia de Morona Santiago, al oriente de la cordillera de los Andes. La adrenalina era cada vez más intensa, después de ocho horas de caminar por lodosos senderos, ríos correntosos arribamos a una comunidad indígena donde deberíamos descansar. Mañana iniciaríamos el descenso.

Un rapel de más de 50 metros nos esperaba algo extremo para nuestros estándares. Este sitio recibe su nombre por una pequeña ave nocturna llamada Tayo, la que vive en las profundidades de las selvas de América del Sur.

Gigantescas formaciones rocosas nos dan la enigmática bienvenida. Estalactitas y estalagmitas por todas partes. Y claro está, el arco perfecto que tuvo que haber sido construido por seres extraterrestres, según Erich von Däniken, autor del conocido libro “El oro de los dioses”. Pero bueno, esa es otra historia.

Este lugar ha sido objeto de todo tipo de historias y teorías extremas. La mayor de ella, el supuesto hallazgo de la biblioteca metálica que consistía de planchas de acero con grabados, imágenes que relatan nada menos que el origen de la historia de la civilización. Pero nada de eso ha sido comprobado hasta el momento.

¿Que vio neil armstrong en la Cueva de los Tayos?

Lo que nos queda, en conclusión, podría ser la respuesta que dio Neil Armstrong después de sumergirse en este lugar, al responder la pregunta de un periodista local: “¿Qué fue más emocionante, explorar la luna o la Cueva de los Tayos?”, al cual él respondió, “en ambos casos uno se siente que va hacia lo desconocido. Son experiencias similares. He sido el primero allá arriba y quiero ser el primero aquí abajo”.

Para entrar en estas cuevas se requiere un permiso oficial, pero sobre todo deben ser guiados por indígenas shuar. Experimentarán un mundo vasto y profundo, único y lo más importante, haber tenido el privilegio de ver y sentir uno de los grandes misterios de nuestro planeta.