Peter Foster: Los límites del chantajista estatismo del Ecuador
Financial Post 24/10/2014
Ecuador está gobernado por el caudillo y charlatán izquierdista Rafael Correa, cuyo héroe fue Hugo Chávez
El ingenio del gran lexicógrafo del siglo XVIII Samuel Johnson, describe el segundo matrimonio como “el triunfo de la esperanza sobre la experiencia". Entonces ¿cómo puede uno identificar la tendencia de las empresas mineras canadienses a volver una y otra vez al altar del comercio con socios de gobiernos extranjeros que recuerdan a Glenn Close en la película Atracción Fatal?
Esta semana, el Grupo Lundin, con sede en Vancouver, confirmó que Kinross Gold Corporation, una filial con sede en Toronto, se haría cargo del prospecto Fruta del Norte en Ecuador, por US$240 millones. Ecuador está gobernado por el caudillo y charlatán izquierdista Rafael Correa, cuyo héroe era Hugo Chávez, el hombre que convirtió a Venezuela, un país rico en petróleo, en un caso perdido.
El estilo preferido por Correa para recaudar dinero es el chantaje. Los dos ejemplos más espectaculares de los últimos años han sido en primer lugar, un intento para chantajear al resto del mundo, a través de la "Iniciativa Yasuní," para que se le entreguen 3.600 millones de dólares a cambio de que el Sr. Correa no permita la extracción de petróleo en una reserva natural de la Amazonía. Sin embargo, hay un caso que llegó aún más allá de la ficción con el invento de un falso caso judicial en contra de la petrolera californiana Chevron Corp. que buscó cobrar US$9.500 millones (hasta el último conteo) por supuestos daños en la selva tropical.
Kinross asumió un muy alto riesgo al adquirir en 2008 Fruta del Norte (FDN) por US$1.200 millones de dólares, cuando el Ecuador aún no tenía una política minera clara. El intento de la compañía para desarrollar la FDN resultó ser realmente un pacto con el demonio. Cuando tal política minera fue establecida, su elemento primordial fue un "inesperado" e incapacitante impuesto del 70%. Finalmente, Kinross abandonó toda esperanza.
Lundin, un conglomerado de minería y energía dirigido por los hermanos Lukas e Ian Lundin tiene la ventaja de al menos ofrecer un nuevo comienzo a esta relación. Sin embargo, dada la trayectoria del Ecuador, se nos podría perdonar por pensar que la inversión de Lundin es menos una cuestión de esperanza que la confirmación de la famosa frase de P.T. Barnum sobre la tasa de natalidad de los idiotas.
Sin embargo, si se es una empresa minera, se tiene que ir a donde están los minerales y más si se estima que existen 6,8 millones de onzas en reservas de oro de alta calidad en FDN, que hacen de éste uno de los mejores prospectos en el planeta.. De igual manera, como señaló el jueves Peter Koven en un análisis sobre FP, Lundin tiene un historial de trabajo en jurisdicciones difíciles como Argentina y el Congo. Otro importante elemento de análisis es que se han dado importantes señales de que el populismo destructivo puede estar en decadencia en Ecuador, y de hecho lo está en toda América Latina, mientras que el activismo contra la minería en Canadá también está en declive lo que en parte puede deberse al hecho de que los activistas ahora atacan a la industria petrolera.
El gobierno de Harper ha detenido el financiamiento de CIDA de las ONG que se movilizan en contra de la minería, mientras que el proyecto de ley C 300, que habría llevado a Canadá las normas del Tercer Mundo sobre la verdad y la jurisprudencia en el interés por sostener su desarrollo, tuvo la muerte que merecía. Por último, hay signos alentadores de que el sector empresarial está empezando a luchar tanto contra la desinformación de las ONGs, como contra el chantaje de los gobiernos del Tercer Mundo.
Tal vez el ejemplo más relevante es el ya mencionado caso de Chevron, que ha recalado en las cortes de Canadá. El caso se remonta a las operaciones de Texaco que Chevron adquirió en 2002 hace más de veinte años. En realidad, Texaco pagó el costo de la remediación acordado por el gobierno, pero la zona en cuestión actualmente ha sido ampliamente desarrollada/devastada por la petrolera estatal Petroecuador. Los nativos amazónicos, en cuyo nombre entabló la demanda, no son más que simples marionetas de sus principales promotores, la justicia ecuatoriana controlada por un gobierno corrupto y un abogado de Nueva York llamado Steve Donziger, cuyo caso ha sido considerado por las cortes de los Estados Unidos, como un ejemplo de asociación ilícita y extorsión.
Ante la Corte Suprema de Ontario Chevron ha apelado la decisión de la corte de apelaciones de que el caso puede ser aplicado en contra de los activos de Chevron en Canadá. Ya sea que la Corte Suprema decida que el caso pueda o no proceder, un tema jurisdiccional que Chevron podría perder, lo cierto es que el montaje en contra de la compañía californiana es una farsa y una pérdida de tiempo y dinero para el ya atascado sistema de justicia canadiense.
Mientras tanto, las tácticas típicas de las ONG están siendo aplicadas en el caso. Un grupo vinculado al gobierno ecuatoriano, llamado Apoya al Ecuador, está organizando una gira por universidades de Ontario y Quebec para promover su campaña "La Mano Sucia de Chevron". Esta presión también fue ejercida con éxito en la Asociación de Abogados de Canadá con la finalidad de evitar que se emitiera un breve documento apoyando la posición de Chevron.
Nada de esto podrá alentar a quienes planeen invertir en el Ecuador; sin embargo, mientras los Lundins puedan parecer optimistas emprendedores, sin duda no son nada tontos y se dan cuenta de que detrás de todo el teatro de protestas callejeras y posturas políticas, el gobierno ecuatoriano está empezando a entender los límites de un estatismo chantajista. Así como el 70% de nada es nada, así también una demanda fallida por $9.500 millones tendrá un resultado similar (aunque ese ‘nada’ en particular deba ser compartido con los tiburones de los litigios fallidos y sus patrocinadores).
Aunque el precio que está pagando Lundin por Fruta del Norte resulte ser una ganga, todo está aún por verse. Sin embargo, a raíz de sus fracasos de extorsión, el Ecuador está comenzando a darse cuenta de que si los inversionistas extranjeros no obtienen ganancias, tampoco lo hará el gobierno.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés pude ser visto aquí