National Review 01/08/2022
Steven Donziger – Los golpes siguen llegando / Foto: Reuters
Steven Donziger, ecoguerrero y estafador homérico, cuyo plan para convertir a Chevron en un cajero automático para el activismo ecológico explotó cuando una enorme cantidad de evidencia (expuesta en las cortes federales por el contraataque legal decidido del gigante petrolero) resultó en condenas por crimen organizado para el amado izquierdista, ha visto interrumpida su gira de martirio posterior a la condena por continuas malas (y merecidas) noticias legales.
Recientemente: La Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de los EE. UU. confirmó la condena federal por desacato de Donziger (había desafiado la orden de un juez de entregar sus dispositivos electrónicos a Chevron, que buscaba recuperar algunos de sus cuantiosos costos legales), un fallo de 2-1 que los abogados de Donziger han convertido en un atisbo de esperanza (que la Corte Suprema de los EE. UU. anule su condena RICO de 2014).
Por otro lado, la semana pasada se dio a conocer la inhabilitación por parte del Distrito de Columbia, en línea con su inhabilitación de 2020 por parte del estado de Nueva York (medida que, por supuesto, Donziger apeló ante la Corte Suprema, que, por supuesto, se negó a considerar el débil caso) . El astuto confabulador trató de mantener su poco utilizada licencia para ejercer la abogacía en la capital de la nación, pero la Corte de Apelaciones del distrito de Columbia no estaba dispuesto a tolerar la bajeza moral de Donziger.
Nixon, a pesar de su promesa, se quedó para que le pegaran. Lo mismo sucederá con Steven Donziger, que se emociona con las palizas jurisprudenciales. Al igual que “The Song that Doesn’t End” (La canción que no termina), esta no será la última vez que Estados Unidos escuche hablar de asunción de castigo por parte de este modelo de mojigatería y presunción.
Esta es una traducción no oficial realizada por Chevron. El artículo original en inglés puede ser visto aquí.
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